En los últimos meses, mi hijo los descubrió y noté cómo estos juegos fortalecieron su confianza: si los superhéroes no temen a ningún desafío, él tampoco.
Con mi primera hija, adaptarme a sus juegos y a sus gustos fue fácil. Empatizó enseguida con las princesas de Disney y ver en continuado Cenicienta no podía menos que ser una diversión (para mí). Con el segundo, varón, me resultó más difícil entrar en sus códigos. Quizás porque no encontraba él una referencia con la que se sintiera identificado, como ella lo había hecho, por etapas, con Ariel, Blancanieves y Bella.
Una noche de cine: dos historias
Hasta ahora. En los últimos meses, Joan empezó a descubrir un mundo. Uno, como el de las princesas, donde todo es posible si uno se lo propone: el de los superhéroes.
Creo que el gran cambio lo vivió cuando su papá lo llevó a ver Guardianes de la Galaxia. Hicieron una salida juntos y fueron a ver una película de grandes. Después nos empezó a pedir en casa ver la saga de El Hombre-Araña y desde entonces aprendió los nombres de todos los superhéroes y sus poderes: Iron Man, Hulk, Thor y Capitán América. Y también los villanos, porque el héroe no puede brillar sin su antagonista.
Se viste como el Hombre-Araña para los cumpleaños con fiesta de disfraces (voy a tener que archivar el de Buzz, tan lindo con sus alas) y está ansioso contando los días para ir a ver Ant-Man: El Hombre Hormiga, la historia de Marvel que se estrena el 17 de julio. Además, colecciona superhéroes en miniatura con los que pasa horas armando historias fantásticas: cada mañana, antes de irse a la escuela, vuelve cinco minutos a su cuarto para librar con ellos una pequeña batalla heroica. Como para cargarse de energía para la jornada que empieza.
Yo aliento estos juegos. ¿Saben por qué? Porque me di cuenta de que, de algún modo, su personalidad empezó a cambiar positivamente desde que comenzó a relacionarse con los superhéroes. No solo su imaginación se dispara cuando se mete en estas historias, sino que en la vida cotidiana lo noto más confiado y seguro de sí mismo. Porque si un superhéroe puede hacer de todo, él también lo puede hacer.
Lógicamente que mi niño sabe que es un juego y que no puede treparse a las paredes como Peter Parker, pero en cierta manera este juego le hace sentir que todo desafío es posible. Como a las niñas las princesas les hacen sentir que cualquier sueño puede volverse realidad.
Pero, bueno, no siempre quiere ser el héroe que salva a la humanidad: también le gusta ser el villano. Porque el mundo es ambivalente y podemos estar una vez de un lado y otra vez del otro de la misma moneda. Eso también se lo están enseñando los superhéroes.
Fuente: DISNEY BABBLE.
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