Existen hilos o lazos invisibles entre las personas por donde se transporta y se capta, inconscientemente, la energía. El lazo más fuerte es el de la energía sexual. Dicha energía es una fuerza potente, que se relaciona directamente con nuestra salud física y mental, es decir, con nuestro espíritu.
Siendo la energía del sexo la más poderosa, es primordial aclarar a lo que nos referimos con este concepto. Pues bien, La energía sexual es lo que se manifiesta al tener relaciones íntimas con una pareja. El momento en que se juntan los cuerpos es un escenario de expresión por parte de los sentidos de quién los posee. En otras palabras, en este espacio se prende el canal por donde se transmite y se conecta la energía entre una persona y otra.
La energía que se siente como una explosión, contiene en sí misma una variedad de sentimientos, deseos, necesidades por cumplir, pensamientos, entre otros; que son lo que impulsan esta fuerza. Cada persona tiene una energía sexual diferente, generada por condiciones y situaciones distintas. Estas dependen de la vida de cada uno, y precisamente por esto, es que es tan poderoso este lazo energético del sexo.
Lo anterior se puede entender por cómo se le llama al sexo o al orgasmo (clímax del sexo): un escape del todo o en el caso de los franceses, se le llama al orgasmo (clímax en el sexo) Le petit mort o la pequeña muerte. Este término se ha usado para designar el orgasmo femenino donde la mujer alcanza el clímax, o el punto máximo de la energía sexual, y pierde la conciencia por unos segundos. Pero, ¿Qué pasa entonces durante este momento de coma, que hace que la energía del sexo sea la fuerza más potente? La respuesta está en que es precisamente este instante en el que la vida se detiene y nos conectamos con nosotros mismos, en contacto con la otra persona. Sin embargo, hay que aclarar que esta energía sexual no se genera al conectarse con otro ser humano solamente, sino que vive intrínseca en nuestro cuerpo. Cada individuo puede sentir la fuerza sexual que su propio cuerpo irradia, y experimentarla. Esta, al tener contacto con otro cuerpo, lo que hace es unirse, por lo tanto, dos personas que juntan sus cuerpos están expuestas inmediatamente a cargarse de la energía de cada uno, que se transporta por medio de los lazos invisibles mencionados.
Desde la historia, la monogamia no ha salido victoriosa en todos los sentidos. Los seres humanos por instinto natural, animal y sexual, poseen una energía del sexo que los lleva a ser atraídos por otras energías sexuales. Llevando así a tener varias parejas, sea al mismo tiempo o durante la vida. Es aquí donde surge la necesidad de limpiar aquellos lazos de energía sexual, que vamos creando y conservando a través de nuestras experiencias.
El mantener un lazo tan potente como el de la energía sexual, sea con una persona o también a raíz de una persona que ya no está, puede ser tanto beneficioso como perjudicial. Esto se debe a que, como ya explicamos, nos llenamos y cargamos de la energía del otro. Prácticamente absorbemos fragmentos emocionales de la otra vida, puesto que el canal sexual es muy amplio e intenso. Si una persona con la que tuvimos una conexión literal, nos aprecia, esta persona nos estará transmitiendo una serie de vibraciones positivas con las cuales vamos a sintonizarnos. Mientras que si esta persona no nos corresponde o no nos aprecia, sino que tiene sentimientos negativos hacia nosotros, son estos sentimientos negativos los que van a resonar en nuestra vida. Esto último nos causa bloqueos energéticos tan fuertes que nos pueden enfermar. Es más, muchas de las molestias corporales, como los dolores de cabeza y musculares, son a causa de un corto circuito en nuestros chakras. El chakra del corazón, siendo el más importante, es el más afectado.
Por todo lo leído, resulta imprescindible la limpieza de nuestros canales, que se logra cortando esos lazos energéticos del sexo. ¿Cómo los cortamos? A través de la meditación, el perdón y soltando a aquellas personas del pasado con las que aún estamos conectadas de manera inconsciente.
La energía del sexo es la fuerza interna que nos mueve como un motor, lo más intenso y natural de nuestro ser. Debe estar regenerada constantemente, cortando lazos energéticos del pasado y al ritmo que nuestro espíritu nos lo pida. De esta forma podremos disfrutar del verdadero placer sexual que nos regala la energía y que nos revitaliza la mente, el cuerpo y el alma.
Fuente: SOY ESPIRITUAL
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