Pueden otras personas criticar a las madres que trabajan, pero muchas veces nosotras somos nuestros peores jueces, trabajar o estudiar no es un delito.
En ocasiones creo que a todas nos pasa por la mente lo mismo, trabajemos o no: Solo con distraer tu atención de los niños y hacer algo nuestro, sentimos que los abandonamos.
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Con mayor razón si te sales de casa a trabajar o estudiar, ese sentimiento que dice dentro de ti: Yo acá lejos de mi casa y mis niños solos o cuidados por alguien más.
El sentir que deberías estar con ellos y no en la escuela, en el trabajo o buscando otro medio de traer tu aporte económico al hogar. Y mira que soy de la idea que una mamá que se queda en casa no necesita buscar como traer dinero a casa, ya está haciendo mucho atendiendo a los niños o el hogar, cumpliendo con las tareas del día a día que implican mantener en orden una casa.
Pero a veces nosotras mismas sentimos esa necesidad, para darle a nuestra familia algo más o simplemente como apoyo o satisfacción propia.
El problema a veces suelen ser comentarios externos, gente que no vive contigo, pero igual opina al respecto y cree que estarías mejor en casa o que tus “pobres niños” la pasan mal.
Pero te aseguro que si no salieras sería lo mismo, igual juzgarían tu manera de vivir. El no salir a trabajar y que tu pobre marido te mantenga, igual seria criticado.
¿Entonces qué hacemos? Lo que tú consideres mejor, lo que tu pareja y tú decidan que se adapta a su familia, eso es lo que será mejor para ustedes. Pues como todas las mamás buscamos darles a los niños todo lo que podamos en varios sentidos, económicos y emocionales.
Si estas estudiando igual puedes sentirte culpable y te entiendo, yo misma luchaba contra ese sentimiento, pero es parte de mi naturaleza aprender o buscar ganar mi propio dinero siempre. Entonces el sentimiento de culpa llega en ocasiones y somos nosotras nuestros jueces más estrictos. Esa desmotivación nos viene muchas veces de adentro, de nuestro subconsciente que nos refleja aprendizajes pasados donde alejarse de los hijos es malo.
Para sentirnos mejor debemos sentirnos felices con lo que hacemos, desear nuestro crecimiento profesional, espiritual o académico.
Nuestros niños sabrán comprender y valorarán esos momentos que pasas con ellos, si a veces nos puedes atenderlos, comprenderán si se los dices y tú misma das importancia a lo que haces sin ese sentimiento de culpa.
En una ocasión una de mis hijas me dijo que era mejor verme feliz con lo que hacía, que deprimida por no hacer lo que me gusta.
Ellos nos aman y creen en nosotros, pero también desean nuestra felicidad, con el tiempo crean sus propios razonamientos y nos llenan de frases como esa, llenas de sabiduría y toda la duda queda en el pasado y tu como madre te sientes satisfecha y orgullosa de ellos.
Fuente: DISNEY BABBLE.
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