Para nuestro ego esto es un gran ataque que desmonta todo su sistema de pensamiento y de creencias muy arraigado en el inconsciente colectivo. Para él toda situación por la que pasamos que nos disgusta es debida a que alguien externo a nosotros ha hecho algo que no está bien, es decir, que nuestra situación desfavorable, malestar físico o psicológico lo tenemos por su culpa.
Pero hay que entender como dice UCDM que “Todo aquel que esté involucrado en una situación desempeñará el papel que le corresponde” y que nos encontramos continuamente con maestros que nos ayudan a ver aquello que sin ellos no podríamos ver por nosotros mismos; desde todas las personas que nos impiden llevar a cabo el proyecto de nuestra vida hasta el hombre que se ha saltado una señal de tráfico y ha chocado contra nuestro coche. Esta visión radica en ver a los demás desde una mirada inocente y sin juicio que hace quitar al ego de su sitio para dar paso a una paz interior en la que sabemos que todo está bien.
Volviendo al título de la entrada nos podemos preguntar en qué momento hemos pedido que nos pasen este tipo de cosas si ni siquiera pedimos nada a nadie o deseamos todo lo contrario. Bien, como observadores de un mundo, al que podemos llamar campo cuántico, somos emisores-receptores de ondas con ciertas frecuencias y como tales estamos constantemente emitiendo ondas cuyas frecuencias varían dependiendo de qué emociones, sentimientos, creencias, pensamientos e interpretaciones hacemos sin poder evitarlo.
La calidad de éstas, que suelen mantenerse fijas durante mucho tiempo y se instalan en nuestra mente durante nuestra infancia o mediante epigenética conductual y engramas, van a amoldar el campo cuántico que vemos respondiendo a las ondas que emitimos o, dicho de otra manera, a lo que hemos pedido. Repercutiendo así en las personas que nos encontramos en nuestras vidas, ya sean pareja, compañeros de trabajo, etc.
Es muy importante ser conscientes de que somos responsables de todo lo que nos sucede, estar alerta y ver con honestidad que sentimos en nuestro interior en cada instante. Si hay miedo a que nuestros proyectos triunfen, a que fracasen, si nos acompañan las personas que realmente queremos en este proyecto, qué percepción tenemos de nuestras habilidades y en otro caso si por ejemplo tengo un accidente mientras voy de camino al trabajo preguntarme si de verdad estoy a gusto en él, si quiero hacer un cambio importante o seguir como hasta ahora, si sigo allí por miedo a no encontrar otra cosa mejor, etc.
Como siempre la simple teoría de poco sirve, y podemos leer y leer libros de autoconocimiento, desarrollo personal y demás pero la aplicación siempre depende de nosotros mismos. Si lo ponemos en práctica a veces y con ciertas personas o sin excluir a nadie de esta visión sin juicio, inocente y de aprendizaje. Esta decisión repercute en ver las cosas de una manera u otra y por lo tanto vivir unas circunstancias concretas.
Fuente: CONSEJOS DEL CONEJO.
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