Come bien, no quiero que estés débil
Ponte tu sudadera, hace frío y te acabas de aliviar
No se te ocurra quitarte los calcetines
Ponte gel antibacterial
No te vayas a mojar…
“Mi hijo tiene asma”, “El mío se enferma a cada rato”; “El mío tiene alergías”…
La mayoría de las mamás se preocupan por la salud de sus hijos. Andan detrás de sus ellos para que no estén descalzos porque no quieren que les de tos. Procuran que las condiciones que rodean a sus hijos sean las favorables para que sus hijos estén sanos.
Cuidan:
la alimentación
la higiene
los contagios
que estén abrigados
que la cartilla de vacunación este al corriente…
“La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer” Mark Twain
Tu intuición te dice que la salud de tus hijos está en tus manos, y es cierto, pero más allá de que esté en tus manos, la salud de tus hijos está en tu cabeza.
Tus creencias acaban convenciendo al niño de que no tiene poder sobre su propio cuerpo, y que el entorno tiene el poder para enfermarlo. Además, una vez enfermo, sólo puede curarse con medicinas, porque el poder para curarse sólo puede venir de “afuera”.
Fuente: NIÑOS DE AHORA.
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