¿Qué hacer cuando Mi Hijo No quiere comer?

¿Sientes que Tú Hijo esta perdiendo Nutrientes?

“¡NO QUIERO MAMÁ! ¡WÁCALA!” me gritaba Camila, mi niña de 2 años 8 meses, parada en su silla frente a un delicioso plato de huevo en salsa, uno de sus favoritos.

Ya llevaba una semana con esta tendencia, y no era su primera vez. Pero en esta “ronda” sencillamente no había manera de convencerla.

No sé a ustedes, pero a mí como mamá, por mucho que haya estudiado el tema, cuando mis hijos insisten en no comer, me revuelven algo en el estómago y me cuesta trabajo estar tranquila. Ayer durante un rato entré en el juego de la “lucha por el poder” con Camila, y no estaba logrando nada.

De repente escuchaba la voz de mi juez, diciéndome:“No va a crecer, por eso está tan chiquita”“Está muy delgada, ¿estará mal nutrida?”“Cada vez obedece menos, ya me tomó la medida”“Eres una mala madre…”

Volteo a ver a Luis Carlos, como para apoyarme en lo que sé que toca hacer. Me regresa la mirada, diciendo: “Ni modo, hay que hacerlo…”

Eran las 4:00 de la tarde y hasta esa hora casi no había probado bocado. Su desayuno apenas lo tocó, el refrigerio no lo quiso. Por supuesto que a medio día tenía hambre y pidió un dulce, mismo que no le dimos.

Cómo se pueden imaginar, Cami ya estaba un poco malhumorada y yo comenzaba a engancharme con esta nueva situación de no comer. Cuando Luis Carlos dijo: Hasta aquí!! Decidimos poner en acción nuestras recomendaciones.

Camila se acerco a pedir de comer, saqué del refrigerador el plato que había dejado en la comida. Lo vio y dijo: “¡Eso no quiero mamá!”

Le respondí: “Esto es lo que hay Cami. Cuando te lo comas podrás comer otra cosa.”

Salió corriendo y mis tripas se apretaron. Quería sentarla y que se lo comiera ¡por las buenas o por las malas! Respire profundo, solté y decidí confiar.

A los pocos minutos Camila regresó diciendo: “Mami, tengo tanta hambre, ¿me haces de comer?” Ella ya sospechaba qué era lo que mamá iba a repetir. Y como era de esperar, me dirigí nuevamente al refrigerador, saqué su comida, la calenté y esta vez la devoró.

Camila sólo tiene 2 años. Si hubiera sido mayor probablemente le hubiera dicho que tenía que esperar hasta la hora de la merienda. En éste caso no, todavía es muy pequeña, pero el mensaje lo entendió perfectamente.

No sólo se acabo toda su comida. Cuando llegó la cena pidió doble ración, y antes de ir a dormir sucedió lo más sorprendente…

Justo antes de comenzar mi ritual de ir a dormir, con “el Cuento de la Niña”, Cami me dice: “Mami, quiero papaya.”

Cuando me pidió esto mi reacción fue preguntar: “¿Estás segura? Ya es hora de dormir.”

Me contestó: “Mami, quiero ir al baño y no puedo. Se me antoja papaya.”

¡Wow! Después de todo había una razón para no querer comer. También había una razón por la que pedía papaya. Retirar el plato y dárselo después (sin hacer trampa y darle algo para que por lo menos coma lo que le gusta) funcionó. Pero no vi las señales de que no estaba queriendo comer porque se sentía incómoda, y necesitaba algo más ligero, como papaya.

Los niños, sobre todo los pequeños, están muy conectados con su cuerpo. Detrás de sus antojos, cambios de ánimo, malos humores o hiperactividad, hay detonantes específicos que pueden originarse tanto en lo fisiológico como en lo emocional. Camila me recordó lo importante que es el estar atenta a estas señales. Esta vez fue una ligera indigestión. Mañana será otra cosa, y aquí estaré.

Algunas recomendaciones generales:

Permite que tu hijo llegue a tener hambre. Su cuerpo solicita energía y alimentos de forma muy clara. A veces sencillamente no tienen hambre, aún no es su hora, sobre todo con los más pequeños.

Establece un ritmo con horarios. El ritmo ayuda al niño a anticipar la comida y a ir formando hábitos. No esperes que estos hábitos se formen de la noche a la mañana.

Está atenta a todas las señales. Si tienes dudas sobre el por qué no está queriendo comer, ve con su pediatra. En el caso de Camila, estaba algo constipada. Diego, mi hijo mayor, recibe tratamiento desde hace años por Acidosis Tubular Renal (que afecta el apetito, entre otras cosas muy importantes).

¿Qué te ha funcionado a ti para que coman tus hijos? ¿Cómo le haces con esos alimentos que sabes que son nutritivos, pero que no los pueden ver? Comparte tu experiencia, te aseguro que nos servirá a todos.

Fuente:NIÑOS DE AHORA.

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