Hay muchas formas de reparar las historias de nuestro árbol, y quiero recordar que cuando utilizo la palabra “reparar” no me estoy refiriendo a solucionar, sino a hacer algo que está relacionado con una historia de nuestro clan (ya sea casarse con alguien, tener una profesión específica, repetir una situación o hacer un síntoma o enfermedad). Hoy me quiero centrar en la forma en que reparamos a través de nuestras profesiones.
A estas alturas, supongo que no creeremos que nosotros elegimos libremente nuestra profesión, pues ya vamos dándonos cuenta todo es un programa, y la profesión no podría ser diferente. De hecho si examinásemos a fondo la historia de nuestra familia, encontraríamos sentido a cada una de nuestras profesiones.
El que hagamos una profesión que repara no quiere decir nada en principio. Si nosotros somos felices con nuestra profesión y nos va bien, ¿por qué habría que tocar nada?. No obstante, cuando lo que reparamos es un drama familiar, solemos dedicarnos a cosas que o bien no nos gusta nada, o bien nos implicamos demasiado, y en cualquiera de los dos casos hay un mantra que nuestro inconsciente nos repite “no disfrutes”.
Este “no disfrutes” se puede manifestar de diversas formas, muchas veces no ganando el dinero suficiente, ya que en este mundo el dinero es importante para poder hacer intercambios, y uno de los grandes falsos ídolos, como diría Un Curso de Milagros. Para entenderlo mejor aquí un par de ejemplos:
Viene una clienta a consulta y yo le pregunto a qué se dedica. Ella me dice que es costurera. Yo le pregunto, ¿te gusta tu trabajo? Me dice que sí, pero que también ha
ce otro tipo de trabajos cuando le salen. Yo le pregunto, ¿porqué? Y me dice que el motivo es que como costurera no gana el suficiente dinero, y aunque ha intentado otros trabajos, tarde o temprano termina volviendo a coser. Enseguida me surge la pregunta… ¿hay mucha separación en tu familia?
Luego haciendo el árbol, me di cuenta de que su padre dejó embarazada a su madre y se fugó con la hermana de ésta (la tía de mi clienta). Nunca les volvieron a ver. Su madre trabajaba en un rancho, y se quedó embarazada de varios hombres que iban a comprar cosas al rancho. Algunos hijos los crió y otros los dio a otras familias que podían cuidarlos mejor que ella.
Mi clienta cuando fue adulta se casó y un tiempo después se fue a otro país con uno de sus hijos, sus demás hijos se quedaron en su país de origen con su marido. En fin… separación. Yo le dije, te das cuenta que cuando tú coses, unes. Tu inconsciente está uniendo, no distingue entre la piel y la tela, por eso siempre terminas haciendo esto y por eso coser no te da suficiente sustento económico. En este caso concreto, ella cargaba la culpa inconsciente de su padre y su madre (es doble de los dos), papá por el abandono y mamá por separarla a ella de sus hermanos.
¿Quiere decir que cuando tomo conciencia de que mi profesión es una reparación dejaré de dedicarme a eso? No tiene porqué. Yo he visto casos en que la persona tiene la necesidad de cambiar de profesión, y otros en los que la persona siguió con su profesión pero se empezó a permitir disfrutarla, es decir, le cambió totalmente el sentido a lo que hacía.
Otro caso es el de una pareja que vino a verme a consulta, y lo curioso es que los dos habían estudiado la carrera de derecho, no obstante ninguno de los dos la ejercía ni tenían intención de hacerlo. Especialmente me llamó la atención la historia de ella porque me dijo: “Yo no se para qué estudié derecho, nunca me lo había explicado, y cuando terminé la carrera y le dije a mi madre que no me quería dedicar a eso, ella me dijo: No me lo puedo creer, yo siempre quise estudiar derecho y no pude hacerlo, y tú que ya tienes la carrera ¡cómo no la vas a ejercer!”.
Ella me confesó que era la primera vez que su madre le mencionaba esto, era algo que nunca le había contado a su hija (mi clienta). Además en el árbol habían problemas legales relacionados con bienes que se perdieron, de ahí el deseo de la madre y el que su hija estudiase la carrera.
Aquí os dejo diferentes profesiones y las posibles reparaciones que estarían haciendo, recordar que son generalidades, pues cada caso es diferente y los matices de un árbol pueden darnos un significado diferente con una misma profesión.
Una costurera o sastre: reparan separaciones en la familia.
Un profesor/a: reparan la educación de niños. Niños que no pudieron ir a la escuela, por ejemplo.
Químico: es la madre, tiene que ver con la madre que nutre a los niños.
Matemático: es el padre, todo lo que es lógico.
La cocina, el panadero: peleas dentro de la familia, uno a la familia en la mesa.
Comunicación: repara comunicación en la familia.
Policía, ejército: es el padre. La ausencia o exceso de autoridad.
Asistente social, pediatría: reparo el abandono de los niños por la madre.
Agricultor: reparamos dramas de hambrunas…
Banquero: repara herencias, ruínas, etc.
Psicólogo: los problemas de la familia, tiene más que ver con la madre.
Político: no me reconocen dentro de la familia, o no reconocen a mi familia.
Estética, limpieza: maquillo o limpio las cosas sucias del clan.
Hostelería: temas de hambre o de desunión familiar.
En mi caso personal, mi primera profesión era la misma que la de mi padre, y hoy me doy cuenta de que era una búsqueda de reconocimiento a través de hacer lo que él quería que hiciese. Por supuesto, esto encajaba perfectamente con mi proyecto sentido y con el conflicto de electra. Por este motivo quizás no me sentía con el permiso de que me fuese bien ni de disfrutarlo.
Todos de una manera u otra hacemos este tipo de reparaciones, y tomar conciencia de ellas nos ayuda a crecer y tomar plena responsabilidad de nosotros mismos y de nuestra vida.
Fuente: CONSEJOS DEL CONEJO
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