Nuestros hijos son el mejor espejo de lo que somos y estamos viviendo en casa, ¿estás realmente lista para observarlos?
El ser madre o padre es un regalo que nos da la vida que trae incluido grandes satisfacciones, mucho amor, pero sobre todo una responsabilidad que a veces se ve diluida en la rutina aunque siempre está presente.
Quiero regresar a la oficina, pero…
Me encanta observar a mis hijos, verlos reír, llenarlos de besos, escuchar cómo se expresan, pero son los momentos en que tienen actitudes conflictivas los que me hacen reflexionar más. Recuerdo hace ya unos años cuando Mateo y Miranda jugaban en una habitación contigua.
Ese día en específico sus muñecos la estaban pasando mal y había conflicto, levantamiento de voces y escuche claro como repetían una frase que yo había estado diciendo toda la semana. Me detuve en seco, los niños estaban absorbiendo mis propios conflictos y yo sin darme cuenta, había convertido en una rutina el levantar la voz por unos días.
Fue muy duro darme cuenta que así como los influimos en actitudes positivas también absorben como esponjas los momentos o hábitos negativos que tenemos. Cambie la rutina en casa y no paso mucho para que escuchara risas y frases amables entre los muñecos durante el juego.
Sin embargo, fue la primera vez que me permití verme en el espejo de mis hijos y fue uno de los mejores descubrimientos que he hecho como madre. Ahora soy más observadora y así como veo actitudes positivas que me encantan, también estoy al pendiente de otras que pueden ser reflejo de una dinámica de conflicto en casa, en mí misma o en la escuela.
Nuestros hijos tienen su propia personalidad y actúan de acuerdo a la misma, pero la realidad es que se ven influidos por nuestra propia carga. Cuando exista una actitud que no te guste en tus hijos, antes de reaccionar, permítete reflexionar y ver si no es un reflejo de algo que estés viviendo o se encuentre en su entorno.
Tenemos un maravilloso espejo frente a nosotros, un espejo que irá creando sus propias historias y cada vez será menos nuestro reflejo. Por ahora abraza cada risa, disfruta cada logro y reflexiona cuando exista conflicto.
Según vayan creciendo, tus hijos aprenderán a ser ellos mismos, dejando cada vez más de un lado nuestra influencia, pero siempre quedará algo en ellos. Procura que con el paso de los años veas un reflejo del que te sentirías orgullosa.
Fuente: DISNEY BABBLE.
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