La parte más personal y “humana” de la relación terapéutica

Co-crea un lazo de Amor y Felicidad.

La relación terapéutica

Hoy quiero hablar de la relación terapéutica, que si bien es un tema que según se plantee puede resultar algo espinoso creo que es de vital importancia en el proceso de la sanación. Procuraré abordarlo de una forma lo más neutra posible para que nadie salga ofendido.

En los años que llevo de vida en conexión con el proceso de sanación he podido vivenciar el panorama tanto desde la perspectiva del paciente como de la del terapeuta, y puedo afirmar con seguridad que no siempre es halagador ni justo.

Pero mejor digámosle guía y receptor. Pues terapeuta en ocasiones lleva implícita una asociación de salvador y de dependencia, y no es él quien salva a nadie, sino que es el paciente quien ha de salvarse a si mismo por lo que se trata de que desarrolle su poder personal para que nada le impida hacer su propio camino que al final es de lo que se trata ya que ningún ser puede hacer el camino de otro; y receptor pues cliente tiene connotaciones monetarias y muchas veces el proceso terapéutico se hace de forma desinteresada y altruista, y paciente implica que el otro tiene una discapacidad y me gusta pensar que no hay nadie discapacitado sino simplemente personas que por ignorancia u otros motivos han de acudir a otros, igual que un vendedor no es más que el cliente que le compra pues necesita del otro para que su poder adquisitivo le permita una vida holgada, y el cliente tiene lo que el otro necesita y lo que necesita para si por lo que no es “soy yo más que tú” sino una relación de intercambio y equilibrio.

Por tanto partimos de la idea de que el proceso terapéutico ha de ser equilibrado y con una base de confianza, y que ha de llevarse a cabo con un total respeto por el libre albedrío de la persona. Por lo general cuando se habla de este último se habla tan solo desde una perspectiva: la del receptor, pero esto no es tan así pues la “ley del libre albedrío” es universal y por tanto aplicable a todos, y por otra parte hemos de tener siempre en cuenta que este lleva implícita la capacidad de elegir y por tanto implica responsabilidad, o más concretamente autoresponsabilidad.

El guía ha de respetar el libre albedrío de la persona, pues ello implica que va a respetar el camino escogido por su alma y por ende su lección de vida (que si bien puede no ser agradable es el que le supone que va a tener el aprendizaje que su alma ha elegido), y es a quien ha escogido esta senda a quien le toca determinar cuando es el momento adecuado para el cambio ¿para que obligarla?, si no está receptiva al proceso y con disposición de cambiar, pues su ser así no lo quiere, nada vas a conseguir.

A veces las personas necesitan llegar al fondo del pozo para tener un auténtico y profundo deseo de cambio, y no todas las personas tenemos el mismo umbral. Igual que no todas las personas tienen el mismo umbral para el dolor físico, no todas lo tienen para el dolor emocional o espiritual. Y ha de respetarse el proceso de esa persona por mucho que como guía te frustre, y todo ello es válido para las dos partes que conforman la relación terapéutica. Por mucho que nos pese hay personas que realmente no quieren sanar, aunque no es esto lo peor, hay veces que los hijos pagan las consecuencias de los padres.

Con esto de las tecnologías y el facebook muchas personas se hacen perfiles como medio para llamar la atención y se acostumbran tanto a él que llega a ser un beneficio secundario del que llegan a depender y por tanto es como si de una forma inconsciente, o tal vez no tanto, no quieren prescindir de él así que cuando les ofreces la ayuda siempre ponen pegas. Cuando un padre desea en verdad la curación de un hijo por encima de todo pasa hasta de sus mismas creencias y convicciones pues el bien de su descendiente se ha de anteponer a sus propias ideologías y sentires, al menos así lo veo yo pues soy madre y no lo puedo percibir de otra manera, pero no siempre es así, hay muchos que se dan de tortas contra la pared y siguen aferrados a lo mismo en un acto de necedad absoluta y me pregunto ¿no será que el beneficio secundario es tan grande que les impide ver más allá? es muy duro ver hasta donde puede llegar la falta de estima, a luchas totalmente infructíferas con un sentido que se escapa a toda lógica consciente.

Pero así de paradójicas pueden llegar a ser las personas cuando entran en juego sus carencias. Hay personas con páginas web completamente dedicadas a sus enfermedades ¿difícil de creer no? pues es cierto, lo he visto con mis propios ojos, y no soy persona dada a la mentira lo puedo asegurar, antes me expongo a una torta por decir la verdad. Pero es así, y lo que es es, no hay otra. Y por otro lado el guía también es merecedor de tal respeto por su libre albedrío, no sólo el receptor lo es, pues todos tenemos tal derecho.
Normalmente como guías se nos dice que hemos de pedir por el bien propio y el de los demás, pero muchas veces se olvida que esto ha de ser así en ambos sentidos. Es válido no solo para los guías sino para el receptor y para toda la raza humana.

A lo largo del tiempo que he ejercido como guía me he visto más de una vez con personas que por obtener un beneficio manipulan e incluso llegan a poner el precio ellas manipulando con lo mal que están y eso aparte de manipulación es chantaje emocional, o bien pagan en otro sitio y te vienen a que les trabajes de gratis. He estado en el papel de receptor y bastante mal y jamás se me ha ocurrido tal atrevimiento, como mucho he ofrecido un intercambio que se da de una forma en la que hay un mutuo acuerdo, no la imposición al guía de lo que yo quiero y si no puede ser no puede ser y valoro que otro camino elegir, y si no lo hay espero el momento propicio pero no obligo a nadie a hacer lo que no quiere hacer.

El que tiene sus estudios y realiza la labor es el que marca el precio, no el que recibe, porque para eso estudió y sabe el valor de lo que ofrece. El hacer el trabajo o no de una forma voluntaria siempre ha de ser una decisión personal, por eso precisamente se llama voluntario, no debe ser impuesto. Las únicas imposiciones válidas en el proceso terapéutico son las autoimposiciones y no como tales sino como responsabilidad sobre la propia vida, coger las riendas y hacer algo al respecto. Por lo mismo no son aceptables las manipulaciones, ni los chantajes emocionales pues en si mismos atentan contra la integridad personal del guía y contra uno mismo (luego no vale quejarse de que el otro te abandono, te abandonaste tu mismo al jugar con los sentimientos de otro).

La verdadera naturaleza del ser humano dista mucho de ser esa, eso no es más que un ego como una casa que busca atención de una forma errónea, pero no se pueden atender las formas erróneas igual que jamás se ha aconsejado hacer caso a un niño cuando está con una pataleta, ni tampoco es conveniente apoyar las actitudes egoístas, pues asumirlas y aceptarlas implica que estás apoyando a que las siga usando con otros y por tanto perjudicando al resto del mundo.

El primer acto de integridad y de justicia es siempre para con uno mismo, y ya luego para con los demás. Por tanto partiendo de la idea antes mencionada de que hemos de actuar por el bien de todos estas actitudes son inaceptables pues no hablan precisamente de un receptor que piense en el bien del guía y permitirlo no es justo para este último y atenta contra su integridad, y ya luego la del resto de personas con que establezca relación.

Por otra parte a veces la gente te dice ¿me puedes ayudar? y uno responde si te puedo ayudar, pero ello no quiere decir que sea gratis, simplemente quiere decir tengo los conocimientos para ello, pregunta el precio al menos ¿no? Sino lo que se revela ahí es una actitud interesada y egoísta. E igualmente si es el guía quien te dice te puedo ayudar sin que preguntes es para que sepas que tienes opciones no para que abuses de él o ella.

Si las actitudes de los dos intervinientes son solidarias todo es mucho mejor y también sus resultados. Pero no siempre es así, en ocasiones tu dices bueno pongo un precio adecuado para que ganemos las dos partes y dicen “que bien, esta es buena le saco cacho”…pero ahí viene la sorpresa porque bondad no significa estupidez, y generalmente estas actitudes se detectan al vuelo por lo que el que es un poco despierto las corta de raíz pues avalar actitudes egoístas como esta a nadie beneficia, ni siquiera a la persona que las ejerce pues termina obteniendo justo lo contrario de lo que desea obtener, una persona inteligente apoya a quien lo merece no a quien no se lo merece y obviamente un egoísta no merece tal privilegio.

Yo al menos no avalo tales actitudes. El guía apoya a quien desea y siempre es más grato ayudar a quien es de nobles y desinteresadas intenciones. Otra cosa sería que alguien te ofrezca ayuda y te diga con claridad de no cobrar (con esas palabras y no con suposiciones ¡ojo!) ahí está bien si no ha sido impuesto previamente con tu actitud y la aseveración de tus propias creencias veces absurdas de que un terapeuta no debe cobrar o cualquier otra igual de simple y carente de valor en el mundo en que vivimos, pero si de repente tal guía se arrepiente simplemente hay que respetar y partir. Es su decisión y hay que respetarla, como mucho podrás averiguar que la motiva.

Lo justo es que si hay una necesidad esta sea dialogada con una franqueza absoluta y libre de intereses y se lleguen a acuerdos. Pero siempre el precio final quien lo marca es el guía, igual que cuando vas a una tienda lo marca el tendero, incluso en un mercadillo tiene la última palabra, pero siempre dialogando no imponiendo. Como guías lo primero y lo más importante es la salud, antes que el beneficio personal, pues de alguna forma es esto lo que pone de manifiesto que actuamos con el corazón, pero no faltando a nuestra dignidad y estima personal, ni tampoco a la satisfacción de nuestras propias necesidades.

He visto a muchísimos compañeros frustrados por este motivo, dar y dar sin ver nada a cambio, y es duro ver esto, muchas veces ni tan siquiera las gracias o lo dan de forma interesada, a mi misma me ha pasado que me dicen gano dos mil euros pero no tengo, ¿no tienes? Pues haz cálculos, es tu vida y por tanto tu responsabilidad, si tu lo gastas ¿porqué he de pagártelo yo perdiendo de ganar mi parte? no es justo no? tu economía es tu responsabilidad adécuala, elimina cosas innecesarias y luego ven. Otro caso sería si fueras un sin techo pero hijo que tienes.

El amor propio ya lo decía Dios es lo primero. ¿Cómo voy a amar a todo receptor que venga a mi si no comienzo por amarme a mi mismo/a? No me estaría amando si permitiese esta clase de abusos, injusticias, manipulaciones y/o chantajes emocionales. Lo primero es una sana autoestima, esa es la base así que…¡no lo permito!, no lo permitas tú tampoco, ámate.

Otra característica es la integridad personal que es hacer lo que es correcto, y hemos de ser justos, no siempre son los receptores los que abusan, veces hay guías que son abusivos hasta decir basta y bastante irracionales. Hay precios desorbitados que veces ponen en tela de juicio a todos aquellos que ejercen esa rama de la profesión. Y en otras ocasiones hay cosas que se dicen y no son para nada ciertas como fin para poder seguir captando a las personas y que vayan a consulta cuando que veces no es necesario.

Este tipo de actitudes desprestigia a los profesionales que verdaderamente estamos aquí para ayudar y muchas veces nos limitan porque al sembrarse la desconfianza hay muchas personas que no se atreven a someterse a tratamientos a distancia. Por ello siempre aunque sea a distancia nada como el tú a tú, que el otro te vea a través de la pantalla.

Esto pasa por ejemplo con las iniciaciones Reiki a distancia u otras. Y referente a los profesionales de esta técnica he de decir que es vergonzoso ver como muchos llegan a esta profesión solo por el dinero que se cobra en las sesiones de terapia, o las iniciaciones más que por la autentica voluntad de ayudar nacida del corazón. Este no ha de ser nunca el objetivo principal, si bien debe estar como meta pues todos hemos de vivir y más cuando hacemos de la ayuda al otro nuestra única profesión pues nos comprometemos con intensidad en aquello que nos gusta y porque nuestro dinero nos cuestan los estudios como para regalar el trabajo a todo el mundo, pero no debe ser nunca el fin principal, el objetivo siempre ha de nacer del deseo sincero de ayudar al otro a tener una mejor calidad de vida. Ese siempre ha de ser el principal compromiso, esa es la verdadera integridad, la coherencia entre nuestra naturaleza interior y lo que mostramos al mundo.

Y esta integridad ha de hacerse extensiva en la relación terapéutica no solo para hablar con franqueza de la terapia en si, sino de todo lo que la acompaña, como lo es el decir abiertamente al receptor si puede atenderlo o no, o si necesita otra cosa o no. He visto ya no guías sino personas que llevan un negocio para la que trabajan otros profesionales de la salud que tienen a una persona años y años con dos personas que no lo ayudan y que luego va una que en un mes consigue resultados y le dice pero no lo agobies. Claro, si consigue sanación se le acaban los ingresos. Es vergonzoso. Ahí no está el bien de todos, solo uno el del propietario, el resto se está impidiendo crecer por no ver la realidad. Es preferible perder el dinero que la integridad, el dinero va y viene, la integridad es como un don, si lo cuidas va siempre contigo y es lo que te hace confiable, justo, una persona correcta y de bien.

Pero si no eres integro ¿qué te queda? Una pura facha con un interior vacío que solo vas a llenar con vanagloria, pero esa cuando te vayas de aquí ya no la vas a tener. Sinceramente prefiero sentir que hago algo por el mundo aunque eso me lleve a generar venganzas kármicas o cualquier otra cosa negativa que andar así de vacía. No creo pudiera dormir en las noches. Como pueden otros si que no lo se, porque para mi es más importante la conciencia que el dinero… pero ojo, conciencia no significa estupidez. Si tu no la tienes no esperes beneficios. Hasta los ángeles marcan limites.

Hay quien se vanagloria de sacar partido de forma poco decente de otros y ríen pero ya llorarán porque esta forma de vanagloria trae su karma aparejado. ¿Dónde esta el beneficio si la risa de hoy es llanto para mañana?

Por otra parte hay que añadir que nada consigue el receptor aprovechado que no valora el proceso ni el tiempo, ni las energías de la persona que lo guía pues es cosa indispensable para que haya una mejora duradera.

Cuando empecé mi camino con el Reiki y oía que Mikao Usui decía que había que cobrar porque sino las terapias no surtían efecto y al tiempo se perdían se me crearon ciertas dudas, pero con el tiempo y la experiencia he podido comprobar que esto es verdad. Cuando a una persona tú le das y valora e intenta corresponder así no pueda se le ven cambios más duraderos que a aquellas que no han pagado nada por ello y no lo han valorado en el momento de recibirlo, y eso se aprecia créeme, pero más se aprecia en los resultados.

Sin embargo quien paga no suele quejarse de ello, la razón es simple es como si te compras un pasaje a un sitio donde no hay ofertas disponibles y te sale un pastón y otro se compra uno que le cuesta 20 euros, quien crees tu que se acordará más cuando haya pasado más de un año? al que le dolió soltarlo por tanto como le costó y por tanto hará más por conservar ese recuerdo por si algo así no se vuelva a producir. Pues esto es parecido, si valoras permanece en ti debido precisamente a ese valor que le das o le has dado a aquello que es tu pertenencia, que sobre todo al racanillo es al que más le duele, pero sino pues desaparecerá con más facilidad. Mi experiencia me demuestra que sí es necesario se valore para obtener mejores y más duraderos resultados.

¡Ah! y otra cosa que no quiero dejar de nombrar y que parece pasar desapercibida para muchos: el terapeuta o guía es un ser humano, no es un Dios y por tanto no es perfecto, en realidad nadie en este mundo es perfecto por ello nos embarcamos en una aventura en este planeta de aprendizaje, y aún cuando decidimos largarnos no tenemos toda la “tarea” hecha por eso seguimos reencarnando una y otra vez.

Como he dicho ser terapeuta no es sinónimo de ser perfecto, ni se cura más por ser perfecto. De hecho las personas, tal como dice el ho’oponopono somos 100% responsables de nuestro mundo, el de dentro y el de fuera (que no culpables). Algo que se aplica tanto a guías como a receptores pues es universal. Por tanto tanto si estás en un lado como en el otro de esta relación terapéutica, por mucho que la vida parezca casual y que la elección sea totalmente arbitraria, en lo profundo no hay arbitrariedad alguna.

No hay paciente que no tenga cosas en común con su terapeuta o viceversa, tan solo hay unos que saben disimular mejor que otros su vida, que descartan mostrar totalmente lo personal para mostrarse más profesionales, pero ¿qué es la profesionalidad? es ejercer con capacidad y aplicación, siendo efectivos.

¿Acaso es más efectivo quien se miente a si mismo y muestra lo que no es para conformar a otro que el que ante todo decide ser auténtico pase lo que pase? yo creo que no. Ante todo la sinceridad con uno mismo es necesaria para avanzar, para crecer, para ser coherentes, y para incluso ser más empáticos, compasivos, y en definitiva más humanos.

Quien se dirige a un terapeuta va buscando la mejora porque no la tiene, entonces ¿porqué exige al terapeuta lo que el mismo no tiene en su mundo? a fin de cuentas cuando ayudamos a otro nos ayudamos a nosotros mismos, y viceversa, es un camino de doble dirección, entonces ¿porqué dar tanta importancia a la perfección, a una vida ideal?, ¿no es mejor depositar la confianza en alguien con valores, con ganas de crecer y de cambiar, que avanza cada día por mucho que su vida no sea perfecta a ponerte en manos de quien ya tiene una vida perfecta y la tuvo pero no se sabe poner en tu lugar? no porque no quiera sino porque no puede porque el mejor aprendizaje no lo dan los libros sino la experiencia, es la mejor forma de relacionar lo que uno aprende, de crecer, de tomar conciencia de los impedimentos que otros puedan tener, de saber hasta que punto tú puedes actuar de una manera u otra según que circunstancias y con quien.

Eso no se aprende en los libros, ni fingiendo ser lo que no se es, ni con caras bonitas, eso se aprende en el día a día, en la relación, en la implicación, en la experiencia y en tantas otras cosas. El dolor duele, valga la redundancia, pero de el se aprende. Los mejores maestros salen de una vida de dolor de la que han intentado aprender y sacarle todo el jugo y es de eso de lo que se benefician las personas que están a su alrededor, de ahí es de donde surge su empatía, su capacidad de discernimiento, su flexibilidad, su tolerancia y comprensión. Hay muchos con grandes estudios pero con empatía cero, pues no les ha faltado nada y juzgan como absurdas muchas cosas porque no las han vivido, y sin empatía no hay auténtica conexión del corazón.

La empatía es fundamental en el proceso terapéutico, gracias a ella todo fluye mejor, nos sentimos más entendidos, aceptados, tenidos en cuenta y escuchados realmente con el corazón, dotando de sentido la relación y aportándonos lo necesario para que haya una relación de confianza, pero como has podido apreciar cuando falta todo se hace muy cuesta arriba, por tanto estés en el lado que estés piensa en el otro, hacerlo beneficia a ambos.

Fuente: CIUDAD VIRTUAL DE LA GRAN HERMANDAD BLANCA.

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