La mentira en el adolescente tiene algunas peculiaridades. La adolescencia es una etapa vital de búsqueda de identidad. Se puede considerar un puente entre la niñez y la adultez que implica cambios a nivel fisiológico, emocional, social, cognitivo y conductual. En esta etapa los adolescentes buscan su autonomía e intentan llegar a una mayor independencia, y esto a veces puede provocar conflictos en la dinámica familiar.
En esta etapa los padres tienden a exigir a sus hijos que actúen con más responsabilidad, pero sin embargo no acaban de dejar que sus hijos tomen sus propias decisiones. Es importante que los padres sean conscientes de que ser responsable no se aprende con la edad, se aprende sufriendo las consecuencias de haber tomado decisiones ante las situaciones que generan dificultades.
La aparición de conflictos en la adolescencia, favorece que los adolescentes puedan ver en la mentira una estrategia a la que recurrir para afrontar los problemas.
¿Por qué usan la mentira los adolescentes?
En la niñez, es frecuente, que la mentira esté incluida dentro de un juego y no haya intencionalidad de ocultar, sin embargo en la adolescencia la mentira se utiliza con intención de ocultar algo de una manera consciente.
El adolescente encuentra en la mentira la salida más sencilla para salir del conflicto. Es importante no ver la maldad en ello sino una falta de habilidades y capacidad para afrontar situaciones de su joven e inexperta vida.
El objetivo es que el adolescente comprenda que la mentira puede funcionarle a corto plazo para salir del mal trago, pero que a largo plazo desencadena más problemas como la pérdida de confianza y de credibilidad de su entorno.
Hay diferentes causas por las que un adolescente puede recurrir a la mentira:
Miedo: el chico usa la mentira para evitar una consecuencia negativa como por ejemplo una discusión con sus padres o un castigo.
Baja autoestima: algunos adolescentes mienten para sentirse más seguros y aparentar más delante de otros.
Aprendizaje por imitación: en este caso, el uso de la mentira es frecuente en el entorno del joven y ha aprendido a utilizarla como una herramienta útil ante el conflicto.
Déficit de habilidades de afrontamiento: el adolescente no ha desarrollado aún habilidades adecuadas para afrontar el problema.
Escasa comunicación con los padres: lo que conlleva que el adolescente no se sienta comprendido ni valorado por sus padres.
Educación muy exigente: los hijos que tienen padres muy exigentes y perfeccionistas, pueden tener la sensación de nunca cumplir las expectativas de sus padres y utilizan la mentira para no defraudarles.
Llamada de atención: en ocasiones el adolescente miente para captar la atención de los demás. Cuando se trata de mentiras muy exageradas, con mucha fantasía, son fáciles de identificar y acaban etiquetando a la persona de mentiroso o fantasma, perdiendo la confianza del grupo.
Pautas para los padres para manejar las mentiras.
Identificar el mensaje oculto de la mentira: Los padres suelen darse cuenta pronto que su hijo está mintiendo. Es importante hacer el esfuerzo de leer debajo de esa mentira, e intentar identificar el motivo por el cual tu hijo hizo lo que pretende ocultar y por qué miente.
Las mentiras pueden ser pistas de que algo va mal en la vida de tu hijo. Cuando los padres sean conscientes de varias mentiras de su hijo quizá sea el momento de reflexionar qué cosas pueden estar fallando y buscar un momento adecuado para hablar con el adolescente.
Actuar como ejemplo: si quieres evitar que tu hijo mienta debes evitar mentir tú mismo. Algunos ejemplos son: “Esto mejor no se lo diremos a tu padre/madre”, “A tu abuela le diremos que has aprobado todas las asignaturas para que no se disguste”…
Fomentar una buena comunicación: es importante que los hijos se sientan cómodos a la hora de contar sus problemas a sus padres. Para ello la empatía es fundamental, el ponerte en el lugar de tu hijo puede facilitar la comprensión y favorecer un mayor entendimiento. La escucha activa es muy importante para que tu hijo sienta que su opinión cuenta y es valorado, permítele que exprese sus opiniones y sentimientos.
Negociar: El abuso de castigos o una educación muy estricta y autoritaria, puede llevar al adolescente a contar lo mínimo de sus problemas a sus padres y a mentir con más frecuencia. Es importante aprender a llegar a acuerdos: ante un conflicto, ambas partes tendrán que ceder en algún aspecto para poder buscar soluciones.
Dar responsabilidades a los adolescentes: deben de aprender de las consecuencias de sus actos. Es recomendable que sean ellos mismos los que tomen decisiones respecto a su vida. El padre debe de orientar a su hijo pero lo adecuado es que sea él quien reflexione que opciones son mejores en esa situación y decida qué hacer.
Cuando las mentiras son persistentes y graves es recomendable la ayuda de un profesional para que el adolescente pueda desarrollar unas habilidades de afrontamiento adecuadas y la familia aprenda pautas para manejar esta situación.
Fuente: GABINETE DE PSICOLOGÍA.
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