La Gran Invocación y su significado en el mundo actual.
La primera estrofa de la Gran Invocación se refiere a la cantidad de Luz que alguien podría recibir si se conectara con el mensaje profundo de lo que se quiere decir en ella. La Mente de Dios es el resultado de la Creación de un punto de Luz en el Universo desde donde se distribuye el poder de la visión del aura a quien invoca de manera consciente desde el centro de poder espiritual del corazón.
La consecuencia de la apertura de la visión del aura, es la entrada de Luz en la mente del hombre y el reconocimiento de la Luz en los demás que son como él, desde el momento en que se deja de estar en la oscuridad.
El poder de la Luz en la mente del hombre se podría anclar en ella con el recitado de la Invocación durante al menos el periodo de tiempo del Festival del Cristo que se celebra con la luna llena del mes de Junio y a lo largo de todo el mes anterior que coincide con la celebración del Festival del Buda también llamado Wesak. Y si además de eso se tomara en consideración la energía que se desprende a la hora de recitarla, el contenido de Luz se vería aumentado de manera considerable y efectiva al incorporarse a la persona a raíz de la intención.
Cuando se reza la Gran Invocación se crea un espacio de Luz en el interior del individuo y a la vez se despierta el poder del Amor si se pronuncia desde el Corazón de Dios, que es el mismo centro de poder espiritual del que hablamos en relación a la primera estrofa.
En el aura del hombre hay un espacio en el que se ubica el Corazón de Dios, situado en el centro del pecho a la altura del corazón físico, desde donde se realiza el trabajo de conexión con el Alma de Luz o Ser Superior y todo lo que se refiere al mundo real, que no es otro más que el mundo de lo que no se ve con los ojos del cuerpo y desde donde se entra también en el Corazón del Universo de la dimensión del Amor situada en la Nueva Tierra de Luz o quinta dimensión.
El poder del Amor en el Corazón de Dios es capaz de reparar el dolor en el corazón humano a la hora de hacer la Gran Invocación y podría ser el remedio más adecuado para sanar las heridas del alma que aún no han salido a la luz y se diría que el Cristo no se ha manifestado aún en la Tierra por el dolor que persiste en la humanidad desde el momento en que se marchó la última vez que estuvo en ella.
El poder de la manifestación del Cristo se hace patente en el interior del corazón de uno mismo cuando se ubica en el Espacio Sagrado donde todo es Luz y Amor y donde se escucha Su Voz al hablar de lo que se ha venido a hacer a la Tierra como parte del Plan Divino que se menciona en la estrofa siguiente.
El propósito de Dios para con el hombre no se manifiesta en la Tierra como sería de esperar, porque en él mismo no está el sentimiento de haber venido a ella con un propósito definido que ha sido determinado por su Alma de Luz y desde ese punto de vista, el sentido de la vida deja de tener valor a los ojos de quien la vive sin la conciencia de que todo lo que hace viene marcado por el propósito de su Alma y no por el deseo de su cuerpo.
Y así es como entramos en la estrofa final en la que se alude a la energía del desamor que se conoce como “el mal” a raíz de la desaparición del Amor de verdad en el Corazón de Dios del hombre, que se convirtió en una piedra y se cerró al conocimiento superior de lo que había en Él antes de que fuera destruido por el “mal” llamado egoísmo y por el “mal” llamado ansia de poder personal y deseo de manipular las conciencias de luz del género humano para el beneficio personal de unos pocos, que no se están dando cuenta de que la realidad que les espera es muy diferente a la que ellos pretenden crear con su egoísmo y alienación de las mentes para que no se puedan desprender del deseo de vivir en la Tierra de dolor de la materia.
El deseo de felicidad para la humanidad está implícito en las últimas palabras de la Invocación así como el restablecimiento del Orden en el Universo con el Poder, el Amor y la Luz del Fuego Sagrado de Dios en el corazón del hombre de la Tierra.
Cuando se realice la Gran Invocación se llamará al Ser Superior para que entre en el canal de luz y se funda en comunión con el alma terrenal, para que el efecto de la Invocación se pueda percibir en el cuerpo físico y se pueda incorporar además en el Cuerpo de Luz por la participación del Alma de Luz en la meditación.
Y por último, hay que señalar también que es el método más rápido para despertar al Cuerpo de luz que duerme en el interior del corazón dentro del Espacio Sagrado y de conectar con Él para que sea el vehículo de conexión multidimensional con el resto de dimensiones del Universo a las que aún no nos hemos atrevido a entrar porque no nos ha sido posible despegar la nave espacial de luz para volar más allá de la conciencia tridimensional.
Fuente: CIUDAD VIRTUAL DE LA GRAN HERMANDAD BLANCA.
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