A fin de alentar la maestría del ser, nos mantenemos a menudo a distancia permitiendo ser lo que va a ser, al tiempo que continuamos ofreciendo oportunidades para alentar al ser a reconocer las señales que se le presentan. De este modo, se le ofrece al ser su mayor aprendizaje. Los seres por naturaleza no son complicados. En un estado puro, ellos son amorosos y confiados, viendo la simplicidad en todo — lo cual es la verdad. Pero hay complejidades en la mente, y son muchas y variadas. La mente está llena de viejos patrones y una miríada de soluciones que le fueron dadas para resolver viejos problemas con los que el ser se ha topado a lo largo de su trayectoria.
Si un ser se sale de su perfecto alineamiento con la intención Divina en el momento, él/ella puede reconocerlo y realinearse, o buscar algo que le muestre el siguiente paso. El lugar más disponible y más fácil de alcanzar es dentro de los cuerpos del ego y la mente. Estando así satisfecho, el ser tiene ahora una respuesta y da un paso adelante en esa senda. A este punto, el universo empieza a enviar señales (sutiles al principio) – alentando calladamente al ser a que reconozca que se ha salido del flujo libre de la senda divina de la entrega a favor de una que contiene esfuerzo y restricciones para el ser.
Mientras más lejos proceda uno a lo largo de la nueva senda elegida por el ser, más pesada se volverá la energía que lo rodea. Las señales universales son enviadas a menudo en la forma de incidentes ocurriendo en su vida y tienen su propio nivel de incomodidad. Si el ser no ve o elige ignorar las lecciones ofrecidas, eso empieza a afectar el cociente de luz inherente en el ser. El ser empieza a descender a una energía más cercana a la de la materia. El obsequio inherente del ser de reflejar la luz, la felicidad, la armonía y de estar dispuesto a comunicarse con gozo se ve seriamente afectado y se empieza a evaporar el amor del ser. Inclusive esto sigue siendo una señal ofrecida al ser para que reconozca la pérdida de luz en su ser.
El universo va a continuar en su senda siempre diligente de tratar de recobrar al ser, y lo llevará a cualesquiera estado que el ser requiera para obtener el aprendizaje necesario, inclusive a la muerte. El verdadero deseo del ser es continuar evolucionando. Si es notado que esta meta primaria del ser está en peligro, pudiera ser necesario para el ser hacer una revisión desde un punto de vista más elevado. El ser dispone a cada momento de un tiempo para detenerse en silencio y escuchar al universo susurrarle que preste atención. La habilidad para escuchar se dificulta crecientemente a medida que el ser decrece en su vibración de luz, y se fija más en la guía de sus cuerpos mental o del ego.
Es sabio para cada ser hacer una pausa de vez en cuando y asegurarse de que la tranquilidad, la armonía, la paz y el amor estén presentes en el interior de su ser. Si al examinarse y hacer una honesta evaluación el ser ve que estas cualidades han disminuído en alguna forma y han sido reemplazadas por cualquier grado de desarmonía, temor, infelicidad, obsesión, rigidez y una disminución del amor del que el ser es capaz y es necesario para su propio progreso así como el de la Tierra, entonces es altamente beneficioso para el ser y para el planeta resolver esta situación sin demora.
Un ser que ha invertido tiempo y energía y dedicación a una senda en particular dictaminada por complejos patrones dentro de la mente requiere de su verdadera esencia y poder para salirse de la trampa que ha creado para sí mismo. Necesita de la honestidad y humildad del ser para examinar verdaderamente todos los factores, desprovisto de la necesidad de tener la razón y de las muchas razones aparentemente justificadas ofrecidas por la mente y el ego para mantener su propia existencia, al tiempo que trata de negar las muchas señales que el universo le ha enviado y se aferra a un clavo ardiendo tratando de hacer que aparenten ser válidas para que lo ayuden a continuar sin ser obstaculizado.
Todos los Trabajadores de la Luz en la Tierra en el presente están en su propia senda de la automaestría. El estado de maestría se adquiere por medio del autoexamen; la autoconciencia espiritual; la habilidad para actuar más allá de los dictámenes de los cuerpos energéticos más bajos; la gratitud; la humildad; reconociendo y liberando los patrones de creencias rígidos viejos e inflexibles; sin juzgar; permitiendo la fluidez y la entrega en cada momento; estando dispuesto a cambiar; yendo más allá de la necesidad del ego de estar en lo cierto (pertinencia del ego); poniendo las metas espirituales por encima de las necesidades humanas; creando armonía en sus interacciones con otros; con honestidad espiritual e integridad consigo mismo y con toda vida; encontrando el silencio interior; alineándose con frecuencias más elevadas y manteniendo una vibración que emana paz y amor.
Cada uno es el maestro de su ser y su propia evolución en el universo. Pudiera ser beneficioso tomarse un momento para conducir una evaluación honesta de cada aspecto de su vida. Permanezcan en silencio y Sepan.
Arcángel Metatrón
Fuente: CIUDAD VIRTUAL DE LA GRAN HERMANDAD BLANCA.
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