La educación infantil: Formando niños conscientes

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Todos tenemos en nuestro poder la educación que reciben los niños. La educación infantil, impartida a los niños entre 0 y 6 años aproximadamente, es fundamental; pues en ella están las primeras vivencias y contactos con el mundo.

Esta marca el crecimiento y la conexión entre el cuerpo y el espacio, creando así la conciencia, mejor conocida como el conocimiento que tenemos de nuestra propia existencia, de nuestro estado y nuestro actuar.

Tanto las familias como los docentes, o especialistas, son fuentes educativas que poseen la orientación adecuada para educar a niños autónomos y consientes. Pero, ¿A qué nos referimos con un niño consciente? Pues bien, un niño consciente es un ser que dispone de características especiales, reconociéndolas y enriqueciéndolas, a medida que se va descubriendo a sí mismo, en la primera etapa de su vida.

Un infante aprende de su entorno, adquiriendo información tanto beneficiosa como perjudicial, según las condiciones y sociedad en la que se encuentre. Sin embargo, somos nosotros los adultos los responsables de guiarlos, mas no sobre protegerlos, y así lograr que ellos mismos potencialicen su criterio y confianza en sí mismos; haciendo posible que diferencien entre una oportunidad y una adversidad.

Siendo nosotros fuentes educativas, tanto innatas como profesionales, debemos tener claro que un niño ya es formado saludablemente cuando adquiere conciencia. Una conciencia sana y en progreso. Lo anterior se logra educando con amor en todas las asignaturas de su vida, humanizando lo académico y explotando lo psicológico, pues de esta manera formamos a niños amorosos que se convertirán en adultos amorosos, y con amorosos no me refiero específicamente a relaciones interpersonales o emocionales sino, a la relación amorosa propia de cada uno de ellos.

Un niño que logre entender su valor y su capacidad de descubrirse y amarse tal y como es, será sin duda alguna, una persona grande, nacida para enfocarse en lo bueno y positivo, preparado para enfrentar situaciones u obstáculos con amor. Un amor consciente.

Uno de los temas que se han venido discutiendo y fortaleciendo con el pasar de los tiempos, es la idea de que cada niño es único. La educación infantil no puede hoy día enfocarse en una sola metodología o posición, pues cada niño posee sus principios adquiridos en casa, sus opciones de estudio, su cultura, sus creencias, sus antepasados y sus condiciones.

Es por esto que al trabajar con niños, se abre un gran campo de información veloz del que se puede aprender de manera progresiva y bilateral. Lo anterior se justifica al ver que un niño es también fuente de información y fuente de energía, que lleva al adulto al más inocente nivel de reflexión, sacando a la luz el niño que hay dentro de nosotros.

En la actualidad, el desarrollo emocional es el motor principal de la vida. Pues vivimos en un mundo de sensaciones, donde nuestros cinco sentidos están expuestos en todo momento. En este momento se puede afirmar que los niños actúan como esponjas en su primera etapa, absorbiendo las emociones y situaciones de su entorno, sobre todo las de gran impacto negativo como situaciones de violencia intrafamiliar, divorcios, separaciones tempranas y repentinas por parte de los padres, calamidades familiares, abandono, abusos, entre otras.

Esto afecta directa e indirectamente el crecimiento del niño, tanto intelectual como emocional. Ambos conceptos mencionados van de la mano dentro de la etapa de la educación infantil, y es aquí donde las instituciones como los hogares, deben tomar cartas en el asunto y mucha cautela para proteger y defender a ese niño consciente que pretendemos formar como tal. De lo contrario, está claro que cualquier tema negativo o condición, va a repercutir en su proceso de aprendizaje, amenazando y arriesgando su futuro, por ende el de una nueva generación de la sociedad.

Todo lo anterior, nos obliga a destacar la necesidad de educar a niños con mucho amor y conciencia. Es inaceptable no valorar ese momento maravilloso donde un niño explota su curiosidad y se pregunta por el mundo. Un niño lleva dentro de sí una necesidad biológica de entender el entorno en donde cumplirá una misión y plasmará un talento. Para lograr esto, es fundamental brindarle una educación infantil digna de ser, basándose en el amor y la conciencia llena de luz; conceptos por los que se desempeñará un niño sano frente al mundo.

Sumado a lo anterior, es indispensable aplicar varias recomendaciones dentro de una educación infantil consciente y que pretende formar seres humanos llenos de luz desde temprana edad. Toda persona que tenga a cargo un niño, o esté cerca a uno, debe entenderlo como un ser maravilloso, poderoso y dueño de nuestro futuro.

Es por esto que hablamos de formar corazones más que todo: no juzgarlos, pues ellos aprenderán a juzgar. No maltratarlos, pues ellos aprenderán a castigar. No abandonarlos, pues ellos sufrirán del rechazo. Por lo contrario; debemos valorarlos, aceptarles sus opiniones, responderles sus preguntas sin miedo, empujarlos a encontrar sus propias respuestas. En fin, formar niños sanos, que descubran su conciencia y la capacidad de brillar con luz propia.

Fuente: CIUDAD VIRTUAL DE LA GRAN HERMANDAD BLANCA.

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