Sólo quiero un poco de ternura
El páncreas es una de las glándulas más importantes de nuestro cuerpo. Entre sus funciones está la de producir las hormonas de la insulina y el glucagón, imprescindibles para mantener la concentración adecuada de azúcar en sangre.
Este órgano, situado a la altura del plexo solar (asiento del tercer chacra), muestra mi capacidad para sobrellevar los sentimientos de los otros (rabia, ira…) sin causar dolor, así como mi actitud para expresar, aceptar e integrar el amor dentro de mí.
La insulina viaja por el torrente sanguíneo proveyendo a las células de glucosa (además del resto de nutrientes), y actúa como la llave que permite abrir la célula para que el azúcar penetre en su interior. Cuando la cantidad de insulina es baja la célula no se abre, lo que hace que el azúcar que debiera ser entregado quede retenido en la sangre, pudiendo en estos casos alcanzar límites peligrosos para el organismo. Asimismo, en algunas ocasiones, la diabetes se produce como consecuencia de una resistencia a la acción de la insulina, al igual que ocurre con algunos tipos de obesidad.
El glucagón, por su parte, es liberado a la sangre cuando el nivel de glucosa disminuye, lo que permite que el cuerpo pueda reaccionar a la necesidad de mantenerse alerta ante un peligro (para resistir o luchar, como veremos más adelante).
A nadie le amarga un dulce
En BioNeuroEmoción® entendemos que el azúcar es sinónimo de amor, de ternura, de palabras y gestos dulces y amables. Vemos, por ejemplo, como el niño goza con el dulce durante este periodo de su vida en el que necesita mucho amor, o como el adulto carente de afecto echa mano de los dulces con el afán de compensarlo (desde las golosinas hasta el pan o las pastas alimentarias), entrando en un círculo vicioso de necesitar más y más “dulzura” para dejar de vivir la vida en una constante “amargura”.
Hablamos de diabetes o hiperglucemia cuando hay falta de insulina (exceso de azúcar en sangre) y de hipoglucemiacuando el glucagón es insuficiente (bajo nivel de azúcar en sangre). En ambos casos estamos frente a una persona que ha perdido la alegría y la satisfacción por la vida, escondiendo tras una falsa fachada una profunda tristeza reprimida, consecuencia de la ausencia de ternura y de amor no satisfecho. La persona se establece en la contradicción de querer amor y el miedo a buscarlo (=recibirlo).
Por otro lado hemos que tener en cuenta que en la diabetes se ven afectados los dos hemisferios cerebrales, es decir, hay dos conflictos activos:
Conflicto de resistencia + miedo (hiperglucemia= fuerte resistencia en un ambiente de repulsión), que se manifiesta en el relé situado en el hemisferio derecho (masculino) del cerebro. En este caso el Sentido Biológico es el de estar preparado para resistir y/o luchar (el organismo mantiene un nivel más alto de azúcar en sangre con el fin de llevarla a los músculos en caso de ser necesario) o como anticongelante (propiedad del azúcar) en un ambiente de relaciones frías.
Conflicto de asco/repugnancia/repulsión + miedo (hipoglucemia= fuerte repulsión en un ambiente de resistencia), que afecta el relé situado en el hemisferio izquierdo (femenino) del cerebro, y cuyo Sentido Biológico es el deseleccionar que alimentos (=emocionales) son o no comestibles. Este aspecto se ha de considerar en los temas de obesidad (por acumulación de grasa), puesto que si algo o alguien nos da asco nuestro organismo disminuye la cantidad de insulina en sangre, en consecuencia las células no disponen de la suficiente cantidad de azúcar para llevar a cabo su función y hay una mayor demanda de comida.
Conflictos emocionales
Me niego a abrirme a recoger amor (=”necesito amor pero no sé buscarlo”, “me resulta difícil recibir amor”), o en su otra polaridad me niego a entregarlo (=”¿cómo expresar el amor que siento?”, “si me abro a dar amor puedo sentirme nuevamente herida”).
Me siento invadido y cierro las puertas de mi casa (=célula) para intentar protegerme: “deseo pero no puedo poseer mi propia autonomía, de ser yo mismo”, y en su opuesto cuando me siento aislado o siento la necesidad de aislarme: “tengo que aislarme”.
Vivo con una sensación de impotencia (tanto muscular como psíquica) a la autoridad: “me siento incapaz de seguir resistiendo ante la autoridad (=padre, jefe, profesor…)”, “sólo quiero recibir afecto pero me lo niega”.
Se me viene encima un acontecimiento que considero peligroso y siento que no tengo la suficiente capacidad de resistencia para afrontarlo; quiero evitarlo porque sé que voy a sufrir pero no puedo hacerlo, resisto: “tengo que cambiar mi lugar de residencia porque trasladan mi empresa de ciudad, esto es inaceptable”, “el amor es peligroso” (=abusos sexuales, relación ambigua de afecto y malos tratos…).
Vivo un conflicto de separación de la familia (=casa dividida por dos): “no me siento parte de esta familia”, “me resisto a verme separado de la familia”, “esto que me hacen es repugnante” o también cuando siento desconfianza porque siento que la familia no está unida (padres o ambientes separados, herencias…). Recordad que la familia puede ser real o simbólica (entorno laboral, amigos…).
Cuando es el niño el que presenta la diabetes habría que mirar, en relación a su edad, si deviene de un conflicto que esté viviendo papá o mamá (por ejemplo si se vive con sufrimiento la relación de pareja), o si es el propio niño el que, al no sentirse suficientemente querido y reconocido, esté buscando llamar la atención para llenar su vacío interior (en este caso es muy probable que se trate de una herencia transgeneracional). Normalmente es la diabetes tipo 1 la que se inicia en edades muy tempranas o en la pubertad.
Diabetes gestacional
En ocasiones ocurre que la diabetes se da durante el embarazo (más concretamente después de la segunda mitad). En estos casos hay que mirar cual ha sido el conflicto de resistencia más repulsión que se ha vivido durante los tres primeros meses de gestación, y que ha quedado resuelto en los siguientes meses de embarazo.
Puede tratarse, por ejemplo, de una resistencia y desagrado inconsciente ante el hecho de saberse embarazada si la mamá está relacionada transgeneracionalmente con una abuela que falleció en el parto, o también si este embarazo activa un recuerdo, consciente o inconsciente, de sentimientos vividos en su propia infancia.
Cuando esto ocurre en un primer embarazo, es posible que se mantenga como engrama o rail activando la diabetes en siguientes embarazos. En este caso hay que ir a buscar en la primera vez que se manifestó.
Diabetes insípida
Este tipo de diabetes se caracteriza por la gran cantidad de líquidos que se eliminan. El líquido es la figura materna por excelencia, por lo que tendremos en cuenta a que situación, ligada con la madre o rol materno y en términos de supervivencia, debo hacer frente. Hay una necesidad de limpiar, de deshacerse de algo: “palabras que envenenan”, “dinero (=líquido) sucio”.
Algunos de los síntomas
Sed desmesurada
Orina abundante
Bulimia (comer compulsivamente)
Cansancio y debilidad
Lengua y garganta secas
Altos niveles de glucosa en la sangre y en la orina
Adelgazamiento
Irritabilidad y cambios del estado de ánimo
Malestar en el estómago y vómitos
Vista nublada
Cortes y rasguños que no se curan, o lo hacen lentamente
Picazón o entumecimiento en manos o pies
Continúas infecciones en la piel, las encías o la vejiga (cistitis)
Reflexiones
Hemos de tener siempre presente una de las leyes del inconsciente que nos dice que el otro no existe, por lo cual siempre estoy frente a mí misma. En base a esto cabría preguntarme “¿para qué me niego el amor?”, “¿acaso no soy merecedora de atenderme, mimarme y amarme profundamente?”
En nuestra vida todo se amolda a la ley causa/efecto. Al igual que un boomerang, aquello que damos es aquello que vamos a recibir.
Quizá si queremos recibir hemos de aprender a dar, sin expectativas, sin apegos, amar por el simple placer de amar… Pero por otro lado, ¿sabemos recibir? Esto normalmente le cuesta mucho al ser humano. Hay ocasiones en las que a pesar de necesitarlo no lo pedimos. En otras, al no sentirnos merecedores (desvalorización, falta de autoestima, identificación con el papel de víctima) simplemente no nos abrimos a la dulzura que, en sus múltiples formas, la vida nos entrega.
Toda enfermedad es una invitación al cambio, te muestra dónde no estás siendo honesto contigo mismo haciendo aquello que realmente no sientes ni quieres hacer.
Fuente: SOY ESPIRITUAL.
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