Repara tu vida económica con la biodescodificación. Una gran cantidad de personas, acude a terapia, porque no comprenden la razón por la cual, por mucho que se esfuercen, por mucho que se levanten temprano y por mucho que trabajen, no consiguen abundancia en sus vidas.
Están los que ganan siempre muy poco dinero, apenas para cubrir los gastos básicos.
Están los que ganan siempre muchísimo dinero, de sobra. Dinero que se les escapa de las manos, se esfuma y de la nada, se termina.
Dentro del estudio del Árbol Genealógico además, existe un concepto llamado “LEALTADES FAMILIARES”.
Dichas lealtades, pueden representar enfermedades a cierta edad, sucesos, dramas o accidentes a cierta edad, o situaciones que se repiten en ciertas fechas o bajo específicas circunstancias.
De manera más clara, las lealtades familiares, son órdenes subconscientes que el árbol va heredando a los nuevos miembros, en donde los obliga a “vivir cierto destino”.
Tenemos entonces, que si el Tatarabuelo, por allá en la época de las luchas revolucionarias, recibió un balazo en el estómago a los 35 años, provoca que su hijo, nieto, bisnieto o tataranieto (si son sus dobles), presenten un cáncer de estómago, una úlcera gástrica, una gastritis, etc, a los 35 años sin razón lógica alguna.
Tenemos entonces, que si la Bisabuela fue abusada desde los 14 años por un amigo de su familia, provoque que su hija, nieta y/o bisnieta, (si son sus dobles), vivan abusos a partir de los 14 años, o presenten amenorrea, cáncer de útero, etc.
Porque la orden que envía el árbol es: “es tan fuerte lo que me sucedió, que deberás repetirlo”.
Claro que con la Biodescodificación, se ha comprobado que dicha orden, puede ser anulada, cambiando el destino de la familia completa.
Volviendo al tema de la economía, las lealtades familiares son más claras y evidentes.
Hay familias en donde nadie ha estudiado, nadie ha sido un profesionista y cuando surge algún “único profesionista en la famlia”, éste suele ganar muy poco, porque por lealtad familiar, él se contiene subconscientemente de “superar” a sus padres, a ganar más que sus abuelos, a ser más exitoso que el bisabuelo o tatarabuelo, porque el subconsciente toma dicha prosperidad como “ofensa familiar”.
¿Cómo va a ser posible que ésta persona gane más que toda la familia si siempre hemos vivido con poquito y hemos sido humildes?
Por lo tanto, éste profesionista, o mejor dicho, el subconsciente de éste profesionista, se encargará de colocarlo en puestos de trabajo sencillos, se encargará de no darle “muchas aspiraciones”, se encargará de sembrarle un “miedo a perder mi trabajito”, etc.
De tal manera, que por mucho que haya estudiado, él jamás se permita “superar a la familia”, es decir, SER DESLEAL.
Y con esto, queda aclarada la manera en que las lealtades familiares, pueden afectar la economía.
Ahora veamos las dos principales reparaciones de la vida económica en el árbol genealógico:
Una de ellas es la reparación económica por pérdida.
Imaginemos que tuvimos un tatarabuelo que llegó sin nada desde Europa en tiempos de la guerra.
Se asentó y se casó en México, haciendo fortuna y adquiriendo terrenos, comprando ganado, y vendiendo sus cosechas.
El tatarabuelo entonces, vive en riqueza total.
Comienza la época revolucionara en México, y por todo el país comienzan los movimientos armados, de tal manera, que, de un día para otro, dicho tatarabuelo es asesinado en su gran hacienda, misma de la que se apropian los invasores.
La fortuna se ha perdido, la riqueza se fue de golpe, la memoria que queda en su esposa e hijos es: “Si tienes mucho, lo pierdes de repente”.
Y esa orden, va pasando de generación en generación hasta llegar a tus padres y a ti, que de pronto no pueden tener en sus manos su sueldo mensual completo, sin sentir la imperiosa necesidad de “gastarlo”, “prestarlo”, “perderlo”. Porque el subconsciente manda tú le obedeces ciegamente.
Y no comprendes por qué tienes las tarjetas al tope, como tampoco comprendes por qué ganando tanto dinero, siempre tienes vacía tu cartera o ya lo debes.
En esos casos, lo mejor es buscar una “PÉRDIDA INESPERADA” dentro de la historia familiar y ubicar quién fue el que la sufrió.
El otro tipo de reparación que se presenta comúnmente en las familias, es la derroche.
Imaginemos al mismo tatarabuelo que ha llegado a hacer fortuna a México.
Tiene terrenos, tiene ganado, vende su producción a muy buen precio, pero él tiene un gran defecto: es jugador, alcohólico y mujeriego.
Por lo tanto, él derrocha continuamente su fortuna pero digamos que no se la termina, alcanza a morir, heredando lo que resta de su riqueza a sus hijos.
Casualmente (sí claro), sus hijos, comienzan a gastar la fortuna que queda poco a poco, e incluso, puede que alguno de los hermanos, sea igual de jugador, alcohólico y mujeriego que su padre, de tal modo que su parte de la herencia desaparece muy rápido.
Los demás hermanos y hermanas, aunque no jueguen, no tomen y no sean mujeriegos, van gastando aquella fortuna que nunca les costó, por lo que ya para la siguiente línea, ninguno de los nietos de éste tatarabuelo, tiene éxito o fortuna.
Y llegamos así hasta la línea de los tataranietos, hombres y mujeres, algunos profesionistas, otros no, pero ninguno exitoso. Todos conformándose con trabajitos mal pagados, sueldos bajos y con muchas aspiraciones frustradas de hacer más.
Algunos ponen negocios que nunca tienen éxito, que nunca prosperan y nadie entiende la razón.
Y es que el subconsciente de la familia, la orden que se viene heredando desde el tatarabuelo es: “si tienes dinero, lo malgastarás, mejor no lo tengas”.
Y dicha orden es tan profunda, que naces con una idea de “no merezco”, “para qué tener más de lo básico”, “yo me conformo con poquito”, “yo no aspiro a tanto”.
Es necesario entonces, que se revise el árbol genealógico y la historia familiar completa, porque necesariamente, alguien de la familia, ha derrochado la fortuna y obviamente, no has sido tú.
Con todo lo anterior, espero que te quede más claro, que cualquier situación en la que por tu cabeza pasen pensamientos como los que siguen, obedece a órdenes subconscientes que te ha enviado tu árbol genealógico, y que aún hoy en día, sigues obedeciendo, para que no se repita el drama económico de tu pasado transgeneracional:
“Si tengo mucho, lo perderé”.
“Tener dinero, es tener problemas”.
“Son más felices los pobres”.
“Prefiero ésta tranquila vida humilde”.
“Qué felicidad ser pobre y dormir tranquilo”.
“Es malo ser rico”.
“Malditos ricos”.
“Aquí como sea la vamos pasando y vamos saliendo si Dios quiere”.
“Voy a perseguir la chuleta”.
“Pagar la tarjeta de crédito, para mí es -pagar el mínimo-“.
“Necesito dinero”.
“Necesito ganar más dinero”.
“No me alcanza el dinero / no me rinde el dinero”.
“Con la situación como está mi negocio no vende casi nada”.
“Mi negocio no funciona”.
Etc.
Porque todos llegamos a éste mundo a aprender sí, a crecer sí, a ser felices sí, pero sin duda, vivimos en mundo material y tenemos todo el derecho de disfrutar de prosperidad, abundancia y paz.
El dinero, como les repito continuamente a mis clientes, no es malo. Lo malo, es hacer cosas malas con el dinero, abusar o pisotear a los demás. Eso sí es malo.
El dinero en sí mismo permite una vida cómoda, una vida agradable.
Así que investiga a tu familia, haz tu árbol, busca pérdidas inesperadas y al derrochador, porque una vez que localices el origen de tu problema económico, podrás hacer el duelo necesario y liberarte de ese programa de lealtad familiar que te tiene sin dinero.
Fuente: MEMORIA EMOCIONAL.
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