“Un gran error es arruinar el presente, cargando un pasado que ya no tiene futuro”.
Todos y cada uno de los seres humanos vamos creciendo, madurando y desarrollándonos según nuestras vivencias, buenas o malas. Sin embargo, muchas personas se aferran a una experiencia pasada, y la cargan por el resto de su vida, haciendo de esta una tortura innecesaria. Es por lo anterior que debemos aprender a perdonar el pasado y decidir ser felices.
El pasado está relacionado directamente con los sentimientos y emociones que conservamos. La rabia, la culpa, el resentimiento y el rencor son solo un ejemplo de algunos de estos sentimientos que vamos guardando con el tiempo, y que perjudican nuestra forma de ver el mundo presente y futuro. Dichos sentimientos deben ser reconocidos, no sea que en el futuro mencionado, estos moldeen nuestro cuerpo o se manifiesten hasta en enfermedades, que traen consigo mucho dolor.
Ahora bien, ¿Qué significa perdonar el pasado? Muchas personas han vivido momentos desalentadores en los que sufrieron por un desamor, por la pérdida de un ser querido, por un accidente o por discusiones que quedaron inconclusas. Asimismo, se puede sufrir por errores propios que cometemos, y cada vez que los recordamos volvemos a sentir dolor. En otras palabras, volvemos a vivir el momento otra vez, como si nos hubiéramos quedado estancados en ese instante. Esto último es por lo que nuestro desarrollo interior se ve afectado e incapaz de vivir el presente. Nos llegamos a sentir sin vida, sin luz, perseguidos por una sombra que nos pesa y nos castiga. El esclavo es el espíritu mismo ahogándose por verdades que lo agobian, verdades a las que le damos la espalda.
Entonces, perdonar el pasado significa precisamente aceptarlo. Aceptar ese desamor, esa pérdida, ese mal momento que nos marcó, esos errores que cometimos y que nos hicieron mejores personas. Perdonar es un acto de amor con nosotros mismos y con los demás. Es liberar al esclavo que vive dentro de nuestro cuerpo y que no nos deja vivir el aquí y el ahora.
Perdonar el pasado significa precisamente aceptarlo.
Nuestro desarrollo interior parte de las vivencias y de cómo decidimos transitarlas. Por esto, es necesario enfrentar esa sombra que nos persigue y nos roba la paz. Para esto hay que entender y aceptar que y que somos merecedores de nuevas oportunidades y bendiciones. Hoy estamos más vivos que nunca y sin ese pasado no fuéramos lo que somos: seres humanos dignos y llenos de luz.
“Perdona tu sombra y serás libre otra vez”.
Fuente: CIUDAD VIRTUAL DE LA GRAN HERMANDAD BLANCA.
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