La manera en que te comunicas con el Universo es demasiado importante para poder sentirte a gusto en tu vida. De la misma manera en que te comunicas contigo mismo y con las demás personas, la comunicación con el Universo es vital para disfrutar de armonía, paz y plenitud en tu existencia.
Cuando no nos comunicamos con fraternidad con otras personas se generan conflictos, mal entendidos, discusiones, peleas y guerras. Cuando no nos comunicamos amorosamente con el Universo este no se siente ofendido ni nada de eso, simplemente no logra comprender lo que estamos tratando de decirle. Muchas veces te responde entregándote lo mismo de siempre o lo contrario a tu pedido.
Esta es una de las grandes razones de por qué no nos funciona la Ley de la atracción cuando pedimos algo que queremos manifestar en nuestra vida. Comúnmente no expresamos nuestra intención en un idioma comprensible para Universo.
La forma en que nos comunicamos se encuentra en pleno desarrollo y perfección. Aún tenemos mucha influencia del ego y seguiremos con esta influencia hasta que demos paso al amor incondicional. Y cuando digo expresar, no solo me refiero en términos de palabras, sino que a la expresión completa que incluye las intenciones, las emociones y los sentimientos que se encuentran envolviendo nuestras palabras.
Cuando nos encontramos con otra persona puede que le digamos “que bueno verte” sin que eso sea verdad en nuestro interior. Si esa persona es sensible e intuitiva podrá darse cuenta de que estamos fingiendo, pero si no lo es, creerá que realmente nos alegramos de verla. Sin embargo el Universo es muy sensitivo y tiene la capacidad de leer siempre lo que hay detrás de nuestras palabras. Nunca es posible engañarlo. Necesitamos ser completamente coherentes para que el Universo nos escuche y comprenda claramente.
Todos pedimos cosas al Universo, pedimos trabajo, pedimos salud, una buena pareja y muchas cosas más y la mayoría de las veces sentimos que el Universo no nos escucha. En algunas ocasiones tenemos largas listas de pedidos o pedidos muy antiguos que parecen estar olvidados esperando que algún día se produzca el milagro de ser concedidos.
Quizá nunca te hayas puesto a pensar en esto, quizá no te has dado cuenta de que tus pedidos están siendo analizados y mas allá de lo que a simple vista pueden serlo. Recuerda que todos los pedidos son escuchados y concedidos, y si aún no llega lo que tú has pedido, puede ser porque no estás siendo coherente entre tus palabras y tus intenciones o porque tus sentimientos no están acorde a él.
En realidad, tu pedido no tiene que ser un pedido. Más bien se trata de una conversación donde expresas tu preferencia, donde dices lo que eliges del amplio abanico de posibilidades que tienes por delante. No existe enojo, ni desespero, ni angustia, ni exigencia, ni llanto, ni nada parecido. Más bien te acompaña una suave sensación de gratitud por tener la posibilidad de ser atendido.
El idioma que utilizamos para comunicarnos con el Universo es el mismo que aprendimos cuando éramos niños al relacionarnos con nuestros padres. Ellos fueron las únicas y más cercanas personas que influyeron en aquellos años de infancia cuando desarrollamos la habilidad de comunicarnos. Cerciórate de que no estés repitiendo los vicios que tenían al comunicarse entre ellos o al hacerlo contigo.
Si tu madre, por ejemplo, tenía que discutir con tu padre para obtener alguna cosa como el dinero para ir de compras, es posible que estés utilizando esa misma estrategia para pedirle al Universo en concordancia a esa estructura mental.
Otro ejemplo es lo que sucedía cuando tenías que pedirles algo a tus padres y la forma en que ellos te respondían. ¿Atendían tu pedido o ni siquiera te escuchaban? O ¿quizás no te atrevías a pedirles algo?. Todo esto se relaciona con tu auto valor y con tu nivel de merecimiento.
Para que tu pedido sea atendido correctamente, revisa los detalles que he mencionado aquí y observa si lo estás haciendo de manera amorosa y confiada, así como le pedirías a tu mejor amigo que te acompañe a alguna parte.
Cuando te sientes en confianza puedes pedir libremente, sintiéndote soberano de tu propia existencia. Te haces dueño de decidir por dónde quieres caminar sabiendo que los demás también tienen derecho a lo mismo. Te vuelves responsable de ti mismo, creces, maduras, te conviertes en un ser independiente y auto-gobernado. Sabrás corregir el rumbo cuando adviertas que te has equivocado.
Si sientes que tienes que mejorar tu manera de pedir, comienza por revisar la comunicación que aprendiste con tus padres y luego aplica lo aprendido para practicar con el Universo. Para que te ayudes en este proceso, recuerda alguna oportunidad en que pediste algo y lo obtuviste rápidamente. Observa la limpieza de tu pedido, la claridad y la confianza que existió en el momento en que lo planteaste.
Todos somos creadores de nuestra realidad y no necesitas ser una persona con poderes especiales para poder elegir y obtener lo que deseas en tu vida.
El Universo es generoso, pero nosotros somos los que oponemos resistencia para que se manifiesten aquellas cosas que deseamos. Que tengas excelentes resultados.
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