Yo soy el fuego que derrama amor, paz y liberación a esos corazones doloridos, inquietos, a esos corazones anhelantes de vida y perfección. Aquí estoy yo, ese fuego que libera y conforta hasta que el Ser alcance la perfección.
Es vivir en armonía con la vida, con esta vida que te acoge y que por voluntad propia decidiste venir a experimentar, a crecer y a amar con cada átomo de tu Ser la sagrada experiencia y oportunidad que se te dio.
¿Y qué ha pasado en el camino?, ¿Por qué todo se tornó borroso y sombrío?, ¿Qué hizo cambiar tu misión y tu sueño ante la vida?
Nada lo cambió, solo tú que decidiste vivir y andar por un camino apartado del programado. Solo tú que decidiste ser el constructor de una nueva senda creyendo que por ahí alcanzarías la cúspide de la montaña y a tu paso fuiste encontrando enramadas y piedras que te retardaron y te alejaron del objetivo. Solo tú fuiste quien lo decidió, solo tú optaste por vivir así.
Y no hay error en estas decisiones, hay lecciones que si bien han hecho largo el camino, también lo han enriquecido de experiencias y aprendizajes. Te han hecho fuerte, incluso te han hecho duro, pero te han hecho lo que hasta el día de hoy eres.
Eres un ser de luz buscando aún el camino que pese a cada error o equivocación, mereces todo el reconocimiento por continuar andando, por cada día de caídas y cada día de levantadas. Eso es de reconocerse, de admirarse, no por nadie sino por ti mismo, por ti que eres el constructor, el guía, el maestro de tu camino.
Y Yo estoy aquí para alumbrar ese camino cuando tu luz por cansancio se agota y necesites detenerte un momento para recargar tus fuerzas. Esos estados de soledad, de quietud, de introspección, de poner un alto en el camino para observar y meditar son no solo importantes sino también necesarios para poder continuar.
Nadie puede correr y irrefrenadamente sin respirar porque simplemente sus fuerzas no darían para más, trastabillaría, tropezaría y la caída sería inminente. Pues bien, así es en la vida del ser humano, se puede ir por un camino sin cesar, sin mirar, sin doblegar hasta que llegado un punto inevitablemente tiene que parar, detenerse, observar, respirar y decirse asimismo: ¿qué he hecho?, ¿hasta donde he llegado?, ¿cuánto me queda por continuar?… Y ahí, cada ser humano una vez más decidirá por su próximo caminar, por continuar por la misma vereda o quizás virar en otra dirección.
Depende de cómo se siente el Ser, de cuanta necesidad emocional requiera o del crecimiento personal que haya alcanzado o incluso de lo mucho que pesa el estado material, quiero decir, materia, como cuerpo físico únicamente y no como ser multidimensional.
¿Cómo te sientes?, ¿Vives satisfecho con lo que eres y con lo que posees?, ¿Existe una voz infinita que te está llamando y a la que no estás prestando atención?, Tal como vives hoy, ¿podrías vivir eternamente?
Analiza tus respuestas, con la honestidad y el amor que solo existe en tu Yo Superior, ¿qué te dice esa voz?, ¿es momento de cambiar o de continuar por el camino?… Solo tú decides.
Qué maravillosa libertad le ha sido concedida al ser humano: Decidir. Solo tú decides, nadie lo hace por ti, nadie camina tu propio camino, ni nadie mira a través de tus ojos. Ninguna fuerza superior amorosa intervendría en tu decisión a menos que tú lo pidieras y aún así, siempre es cautelosa y respetuosa con lo que verdaderamente tu emoción y tu razón expresan.
En este sentido, se coherente con lo que hablas y con lo que sientes; mientras ambos no estén alineados la energía del amor no se concretará, y sin embargo es la emoción, el sentimiento, el corazón lo que manda ante la razón.
Pues bien, ¿cuáles son tus sentimientos ante una situación?, ¿hay miedo, duda, indecisión, dolor?, entonces, aun cuando pidas y decidas un cambio o cualquier cosa por insignificante que parezca, mientras en el corazón existan emociones y sentimientos adversos, entonces el cambio no se operará o la petición no se realizará, no de la forma en que tú lo esperas porque tus emociones se contraponen a tu razón, a tu verbo, a ti mismo. Pide con el corazón, con la confianza y con la emoción que acompaña a la razón, al anhelo y grandes verdades verás emerger… Solo tú decides.
Y si un día caes y si otro día te sientes desfallecer, no te lamentes por ello, es la prueba viva que te está llamando, que te está indicando que hay algo que transformar. El cambio no se da hasta que no surge la necesidad, así que da las gracias por esos momentos de crisis porque a través de ellos, puedes crear, construir, valorar y decidir.
Ahora bien, recuerda que todo lo que te sucede, por más extraño, injusto, doloroso o molesto que parezca, lo has creado tú y nadie más. Eres responsable de todo lo que te ocurre, así como cada Ser es responsable de todo lo que ocurre, incluso colectivamente, así pues, deja de lamentarte, de dolerte y compadecerte; mejor sería actuar. Solo tú decides… detente, observa, analiza, actúa y decide qué camino seguir.
Yo a tu lado siempre estoy y aquellos tantos maravillosos Seres de Luz que cumplen su misión de ayudar a esta humanidad y que solo estamos aguardando tu llamada para que junto contigo aumentemos tu luz.
No estás solo, nunca lo has estado y nunca lo estarás; siente el privilegio y la libertad de ser tú quien decides el camino que debes continuar.
Yo Soy la fuerza que hoy te impulsa a avanzar en tu crecimiento y en tu voluntad para andar. Confía en el amor divino que está en ti, que está en todos porque Todos somos Uno y la ley del amor actúa de la misma forma para cada Ser sobre este planeta Tierra.
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