EJERCICIOS:
1.- AUTOESTIMA POSITIVA
Me amo a mí mismo
Escriba: “Me amo a mí mismo, así que…” Termine esta oración de tantas maneras como se le ocurra.
Los tesoros
Condicionados como estamos a fijarnos preferentemente en las circunstancias negativas, tendemos a exagerarlas, y a pasar por alto todas aquellas cosas de cada día que nos aportan positividad, placer y felicidad. En vez de focalizarnos en lo que hacemos mal, en nuestras limitaciones e incapacidades, en nuestros errores y fracasos, inherentes por lo demás a nuestra condición humana, deberíamos centrarnos más en nuestras circunstancias positivas, en nuestras capacidades, nuestros éxitos y valores, para tener una estimación más ajustada de nosotros mismos.
El reconocimiento de nuestros valores conlleva una actitud de agradecimiento a esa inteligencia universal que nos ha dotado con tales dones, a la vez que un compromiso con nosotros mismos por desarrollarlos al máximo.
Escriba una lista de 300 cosas por las que esté agradecido: 100 cosas que tiene, 100 cualidades que posee, y 100 cosas que ha hecho bien en su vida.
Perfil de autoestima
“Lo que soy es…” Escriba todas las cualidades, positivas y negativas, que se atribuya. Subraye lo positivo. Lo “negativo” es lo que tiene usted que perdonarse, o invertir injertando nuevos pensamientos.
Pero recuerde que el concepto de “negativo” es muy relativo. Con mucha frecuencia, nuestros esquemas erróneos y limitadores cumplen una importante función, especialmente la de proteger y defender al sistema consciente de circunstancias amenazantes o peligrosas. Se hacen “negativos” cuando se exageran: por ejemplo, el miedo es una actitud defensiva necesaria para la supervivencia, y no es negativo cuando el peligro es real. Cuando pierde su función y se “dispara”, por decirlo así, nos llevará a crearnos peligros y amenazas imaginarias, y es entonces cuando se tiñe de negatividad.
Autoaprobación
Durante un mes, dígase continuamente: “Me amo y me acepto a mí mismo como soy”. Cuando asome algún pensamiento contrario, no le dé importancia, y retome la frase.
Me merezco…
Si no tenemos lo que necesitamos, si parece que la vida nos niega nuestras aspiraciones y necesidades, a pesar de que en apariencia luchemos por satisfacerlas, lo más probable es que esto ocurra porque subconscientemente no nos creemos merecedores de éxito, porque nos sentimos indignos de ser felices, porque, partiendo de una baja autoestima y de una falta de amor a nosotros mismos, buscamos inconscientemente el fracaso.
Escriba en una lista: “Me merezco tener (o ser)… y lo acepto ahora”. Escriba cada merecimiento varias veces, prestando atención a lo que sucede en su cuerpo. Pregúntese si se cree lo que dice o si, por el contrario, todavía se siente indigno.
Si su cuerpo le transmite cualquier sentimiento negativo, afirme: “Renuncio a la parte que, en mi conciencia, está creando resistencias a mi propio bien”, y repita: “Me merezco…”
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