Algunos están empezando a ocupar un lugar históricamente femenino: el de la casa. Se hacen cargo de los quehaceres domésticos y son padres full time. Dos hombres nos cuentan cómo se sienten en ese rol.
Mi abuela guardaba viejas revistas de los años 60 para no perder las recetas de cocina. Y a mí me maravillaba verlas. Nunca olvido las publicidades que luego la serie Mad Men nos volvió a traer: la mujer esperaba al hombre con una fuente de comida en las manos, los niños impecables y la casa reluciente. Él llegaba de saco y corbata y la miraba con una sonrisa de felicidad. Esa vida cambió mucho, las mujeres salimos a la calle, nos arreglamos como podemos con la cena y los chicos no siempre tienen que estar impecables, los baña quien puede.
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Y es mucho mejor así. Pero en algunas familias el cambio es aún más radical y la escena se da vuelta: los hombres dejaron de trabajar o trabajan part time en la casa y son ellos los que cocinan y están con los chicos. Mientras tanto, sus esposas ocupan cargos muy importantes en empresas, organizaciones e incluso la función pública.
Todavía es una escena poco vista, pero habla mucho de las nuevas familias, de la libertad de prejuicios y de poder cambiar los roles sin que haya problemas. Aquí, dos hombres nos cuentan su experiencia.
Fabricio, 39 años, 3 hijos
“Hace 3 años a mi esposa le ofrecieron la dirección de marketing de una empresa muy importante, pero tenía un par de contras. La primera eran los largos horarios que trae esa responsabilidad, la segunda las dos horas de auto hasta la oficina. Y, sin embargo, ella no quería perderse esa oportunidad y económicamente era muy bueno para todos. Entonces, decidí hablar con mi socio (somos arquitectos) y decirle que yo tenía que trabajar desde casa, con horarios flexibles y que él, por supuesto, podía quedarse con la parte más grande de las ganancias. Fue toda una movida.
Recuerdo tardes en las que no podía parar de atajar problemas: la beba gritaba, el nene no hacía la tarea, nuestra púber no dejaba ni un segundo el celular. Y yo quería salir corriendo. ¡¿Esos eran mis hijos?! Sí, ¡esos eran mis hijos a tiempo completo! Amé a la señora que nos ayuda en casa más que a mi propia esposa por momentos, no les miento, ja. Solo cuando llegaba ella sentía que tenía las cosas algo controladas. Un día se me ocurrió comprar una cartulina y armé un gran calendario con cada día y cada hora de sus rutinas pautadas. Mi mujer se sorprendió, pero no discutió conmigo. Esa era MI forma de llevar la casa. Y así funcionó todo mejor durante estos años. Los padres no somos iguales a las madres, creamos nuestras propias reglas, pero, eso sí, también podemos con todo”.
Juan Pablo, 28 años, un bebé
“Cuando Ana quedó embarazada tuvo un gran conflicto personal. No quería perderse el momento de una carrera que estaba tomando vuelo, era la edad en la que tenía que despegar, hacer de todo, ganarse un lugar. Lo conversamos mucho entre los dos y entonces un día la solución surgió de mí como una epifanía: ella no tenía que perderse nada, yo me iba a ocupar del bebé. Y con esa naturalidad lo enfrenté desde el tercer mes de vida de mi chiquito. Los días son nuestros, por la noche se encuentra con mamá. Hacemos las compras juntos, vamos a la plaza, me mira mientras cocino, gatea por toda la casa cuando yo me siento un rato a trabajar en mi notebook. No les miento si les digo que temo el día en que mi esposa me diga: quiero quedarme yo con él, salí vos a la calle. Les juro que voy a extrañar mucho ser amo de casa y papá de tiempo completo”.
Por suerte el mundo sigue cambiando, los roles que alguna vez se creían predeterminados se modifican todo el tiempo. Y es algo para celebrar.
Fuente: DISNEY BABBLE
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