En muchas tradiciones es sabido que como es el inicio u origen de algo, será el resto de su duración. Y esto tiene toda la lógica, pues la naturaleza lo demuestra, por ejemplo, en las plantas y en los árboles: si usted siembra semillas de mango, ¿qué es lo que obtendrá?

Es por esto que no puede sorprenderse si al iniciar una relación, un trabajo, un proyecto, la jornada de cada día, usted puso semillas de emociones amargas, creencias e intenciones negativas, y recibió eso mismo de diferentes maneras. Para dejar de impresionarse cuando reciba las cosechas, revise lo que ha sembrado.

Si comienza usted el día con malas noticias, quejas, maldiciones, preocupaciones, no se asombre de que el resto del día se encuentre justo con su invocación, no una, sino muchas veces.

Usted es su propio oráculo, recuérdelo, porque de sus decisiones dependerá qué tan bien o mal le vaya en la vida. Si inicia una relación por cualquier interés que no sea genuino a lo que promete, no se ofusque cuando se le rompa el corazón viendo cómo el otro se aleja. Si entra a un trabajo con una movida chueca ocupando el lugar de alguien que se lo merecía más que usted, y al poco tiempo le roban su auto, tampoco caiga en la trampa de culpar a quien sea en el exterior, de eso “tan malo” que le acaba de suceder.

Mejor hágase enteramente responsable de su sembradío y arranque la mala hierba del camino: sus pensamientos, emociones, palabras y acciones negativas sobre usted y sobre la vida, y comience a plantar mejores semillas. Tal vez al principio le parezca difícil deshacerse de sus viejos hábitos al comenzar cualquier ciclo, pero si pone la vista en los beneficios, tendrá la fuerza suficiente para cambiar el rumbo de su barco.

Sea consciente, no plante por plantar, y tampoco lo haga en cosas que su corazón no desea ¡ya deje de engañarse! Y escriba una nueva historia comenzando por su día a día. Ponga un propósito para cada nuevo pequeño comienzo, el de un día, el de una semana, el de un mes, o el de una acción sencilla. Si siente que es demasiado por abarcar, haga la prueba comenzando por un simple minuto, y dígase: “Éste será el minuto más espléndido de toda mi existencia”, y tal vez pueda experimentar la diferencia que hace un pequeño lapso con todo el poder de estar presente.

Cuando usted se vuelve maestro en la elección de las semillas que planta, se va adueñando de su realidad para dejar de ir por la vida cómo un corcho que flota sin rumbo ni poder de decisión.

Empiece por examinar las cosas elementales, y verá como en cada fruto amargo hubo detrás una semilla que le corresponde. La vida no le quiere tumbar sus proyectos, ni sabotear sus sueños, mucho menos castigarlo por lo que usted cree que no hizo bien.

Usted no es su víctima de forma alguna, ella sólo está respondiendo a sus señales, y con toda su generosidad y congruencia, le da fuerza vital a sus frutos para que los pruebe, pero recuerde, las semillas fueron elegidas por usted.

Porque aunque en su historia le hayan caído los efectos negativos de otras personas, usted siempre tiene el poder de pensar, sentir y actuar diferente, y volver a empezar plantando mejores versiones de lo que quiere ver en su creación de realidad.

Fuente: ANTONIOESQUINCA.COM

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