¡No Pidas, Agradece!
Cada vez que pides algo, cualquier cosa que ello sea y sin importar tu tono, -sosegado… o de clamor-, dejas entrever, mi amigo, de alguna forma la idea:
“¡Esto no lo tengo ahora!: ¿me lo otorgas…, por favor?”.
Pero sin que tú lo adviertas, y sin que sea tu intención, le marcas al Universo justamente tu carencia, y él capta ese “no lo tengo” que esconde tu petición…, ¡y de forma presurosa más lo pone en evidencia!.
En cambio, cuando agradeces, “creas” eso que agradeces, porque ya das por sentado que aquello “ya sucedió”, y el Universo recoge tu instrucción…¡y te obedece!…, ¡Que nadie agradece nunca por algo “que no pasó”!
¡Dalo por hecho…y no dejes que tu mente se inmiscuya, diciéndote que es difícil que eso se te otorgue a ti!: hay otras Manos, mi amigo, más inmensas que las tuyas…, ¡y ellas siempre le responden a quien agradece así!
No te olvides que las cosas nunca son lo que parecen: ¡Hay un “Diseño Amoroso” detrás de “la realidad”!, y cada vez que tú, amigo, de corazón agradeces, “magnetizas” eso mismo que agradeces de verdad…
Cuando tú lo ves “ya hecho”…, cuando “lo das por sentado”… y agradeces, traspasado por una intensa emoción, el Universo “percibe” que ha quedado desfasado y “actualiza” su programa hacia “la nueva versión”…
Por eso, amigo, no pidas: “¡Dame la calma que anhelo!”;
di más bien: “¡Gracias, Dios mío…por esta serenidad!”:
no digas: “¡Dame un trabajo que me aparezca del cielo!”;
di: “¡Gracias…porque me gano mi pan con facilidad!”.
No le implores a la Vida que te acerque una pareja;
di: “¡Gracias por este amor…que me llena de alegría…!”;
no ruegues que se disuelva alguna culpa muy vieja;
di “¡Gracias…porque se limpia mi pizarra cada día!”.
“¡Gracias… por esta abundancia que sobre mí se derrama!”;
“¡Gracias… por gozar de nuevo la más perfecta salud!”;
“¡Gracias… por abrir mis ojos a un sublime panorama!”;
“¡Gracias… por llenar mi pecho de amorosa gratitud!”.
¡Siéntelo ya sucediendo!, ¡siéntelo con alma y vida!
¡Siente ese viento de cambio que te abraza y te estremece!
¡Siente la emoción intensa de la plegaria cumplida…
porque todo, compañero… le llega a quien agradece!
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