No te puedes perder la continuación de “Como Criar Hijos Felices y Sanos” Acompáñanos a descubrir donde empieza la verdadera felicidad de nuestros hijos.
LA FELICIDAD DE NUESTROS HIJOS..
No hay que estar demasiado ocupados en hacer feliz a los hijos y luego sentirse infeliz por fracasar en el intento. La infelicidad es contagiosa, es como una enfermedad. Si eres infeliz, todos los que están conectados contigo, en especial los niños, se sentirán muy infelices. Y los niños son muy sensitivos, muy frágiles, muy intuitivos, sienten las cosas inmediatamente.
Hasta una determinada edad los niños permanecen muy arraigados en ti y saben lo que está pasando.
Relájate un poco. Déjale que se mezcle con otros niños, déjale que juegue, y deja de hablar en términos de felicidad o infelicidad. En vez de eso, se feliz. Viéndote feliz, ellos se sentirán felices.
El niño sólo es feliz cuando no es consciente de ello. La felicidad es algo muy sutil que sólo sucede cuando estás totalmente inmerso en otra cosa.
El niño está jugando y es feliz porque, en esos momentos, no sabe nada de sí mismo, ha desaparecido. La felicidad sólo existe cuando has desaparecido,.. Cuando regresas la felicidad ha desaparecido. A la felicidad no hay que buscarla directamente, haz cualquier cosa y la felicidad te sigue; es una consecuencia, no un resultado.
Te presentamos diversos pensamientos de personas expertas en el tema:
Ser padres es una tarea sumamente personal. La reflexión sobre la forma personal de ser padres la podemos hacer antes de tener un hijo, como una forma de establecer una orientación previsora.
Si el hijo ya es mayor, también es un momento de retomar ciertas actitudes y ver, desde la experiencia, si son adecuadas o no. Podemos plantearnos cómo queremos educar, porque los aspectos innatos son sólo una parte y la otra importante es la educación.
De ella depende qué haga nuestro hijo con sus capacidades innatas, esta herencia genética que recibe y nosotros como padres debemos ayudarlo a administrarla. Con los recursos que le demos le enseñamos a sacar el máximo rendimiento a sus potencialidades.
Hay unos requisitos básicos para que el desarrollo de nuestro hijo sea armónico, que pueda crecer sano y feliz.
Que tenga las necesidades básicas satisfechas.
Que sea atendido y aceptado por la familia.
Que tenga un grupo de referencia y de pertenencia.
Que reciba una educación que potencie sus capacidades.
Hay formas de ser padres que no favorecen este desarrollo, incluso pueden, al contrario, llegar a bloquearlo.
Para WILHEM STEKEL, lo importante para criar hijos sanos y felices es educarnos como padres.
Nuestra ignorancia de las cosas psíquicas y nuestros principios erróneos, son responsables de numerosas y crecientes trastornos psíquicos en nuestros hijos, víctimas de una falsa educación.
Las impresiones de la juventud deciden el porvenir. Los padres servimos de ejemplo a nuestros hijos, nuestro comportamiento es, pues, concluyente para ellos.
¿Pero cómo educar hijos sanos y felices cuando uno mismo no lo está? Somos un producto de predisposiciones hereditarias (factor constitucional) y de la influencia del medio (factor condicional). Aun cuando el factor constitucional sea definitivo, puede ser mejorado.
Se puede demostrar, que la nerviosidad de los padres no se trasmite sólo por herencia, sino también por una educación falsa. Nerviosidad es igual a desdicha disfrazada.
Hay padres nerviosos, insatisfechos, irritables, muy jóvenes o muy maduros, puritanos, sádicos, alcohólicos, obsesivos, egoístas.
Algunos ejemplos:
Los padres ambiciosos, decepcionados de la vida, esperan de los hijos la realización de sus proyectos fracasados.
Los padres descontentos, hace reproches a sus hijos descubriendo en ellos cada vez nuevos defectos.
Los padres hipocondríacos, que tiemblan por su vida, no quiere a ninguno de los que le rodean, hacen de sus hijos seres obsesivos.
El padre derrochador, el pedante, el incumplidor, el cruel, el débil, el indiferente, el exageradamente tierno, el inquieto, el descuidado, el impulsivo, el apático, el colérico, cada uno de estos tipos dejan huellas imborrables.
No hay que desesperar ante tamaña enumeración, y creer que la educación de los padres es insoluble. Todo perjuicio tiene sus ventajas. Sería un error unificar la humanidad de acuerdo con un modelo.
Pero la humanidad sacaría un provecho inconmensurable, si los padres, conscientes de nuestros defectos los evitáramos, dominando nuestra debilidad en la medida en que se las trasmitimos a sus hijos. Es natural deducir que es muy difícil criar niños sanos y felices en esas condiciones psíquicas.
Hay estados intermedios que podemos observar, interiorizar para mejorarnos, educarnos como padres. El simple y profundo acto de darnos cuenta es el motor esencial de cambio.
Pero sabemos que antes de querer educar con amor tenemos que sentir amor, ser alegres, ser sanos…
Fuente: MEMORIA EMOCIONAL
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