¿Miedo a la crítica? Anótalo: en la mayoría de las personas este miedo se ubica entre los de primer rango. ¿Por qué? Porque, instintivamente, como animales gregarios que somos, sentirnos criticados nos hace tener miedo de ser excluidos de la manada. Y, en el reino animal esto significa quedar más expuesto a los depredadores, deambular sin territorio (sin agua ni comida), perder posibilidades de apareamiento… o la muerte misma.
Cuando uno teme a la crítica, entonces, en principio reacciona desde lo más primal que rige nuestra conducta. Así, por largo tiempo, mientras adultece, el animal humano va tratando de adaptarse a los parámetros del sistema (aunque más no sea agrupándose con quienes se oponen al sistema!). Fracciona su identidad, escondiendo partes de sí para no ser exonerado, rechazado, excluido… criticado.
Pero en algunas personas existe una fuerza peculiar que les lleva, -o bien desde siempre, o bien promediando la mitad de la vida-, a, de todos modos, TOMAR EL RIESGO DE SER DIFERENTES, aunque esto signifique quedar expuestos a la crítica. Hablo aquí de quienes han decidido convertir su propia vida en un peregrinaje. Sí: los antiguos le llamaban “Camino” al proceso de consolidar la propia identidad desde lo más esencial de sí (o sea, más allá de los condicionamientos del entorno). Y el problema es que si alguien se convierte en un verdadero individuo, será, por definición, diferente, porque en la periferia todos estamos formateados por el sistema imperante, pero en lo más profundo NO: allí cada uno de nosotros es esencialmente único (una modesta nota musical en la Gran Partitura de la Creación).
Hay quienes al ver al que Camina se sienten propulsados a Caminar también. Pero hay quienes apedrearán al “raro”, instintivamente, como si tuviera una peste que pudiera “contagiar a la manada”. Su Libertad Asusta a quien no la ejerce.
De modo que es bueno saberlo: cualquiera que haya decidido apostar sus días a Caminar, necesita estar preparado para las críticas. Algunas le servirán de espejo: es inteligente escucharlas. Otras serán una buena prueba para medir cuán comprometido se está con el Camino como para no dejarse desviar por ellas.
Tan viejo es este tema que así lo dijo hace siglos Lao Tsé:
Cuando el sabio oye hablar del Camino
trata de vivir en armonía con él.
Cuando el hombre normal oye hablar del Camino
sólo lo comprende en parte.
Cuando el loco estudia el Camino
se ríe de él.
Sin embargo, si el loco no se riera
no sería el Camino.
Por tanto, si buscas el Camino
escucha la risa de los locos.
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