La primera gran lección de Jesús es que no puede existir vocación de servicio sin amor por los demás. Jesús ponía el amor al prójimo en el centro de cada una de sus acciones.
Sin el principio del amor, hasta la mejor de las técnicas puede ser usada para manipular a los demás, porque donde no hay amor, no hay respeto… donde no hay respeto, no hay nada.
Otra de las grandes lecciones del maestro de maestros, es que debemos tener nuestros principios como los grandes faros que iluminan nuestras decisiones. Si los principios no gobiernan nuestras vidas, entonces somos caudillos, animadores, gente que persuade, que convence, pero que termina desilusionando.
¿Qué es lo que reclama la gente en los últimos tiempos?
¡¡Honestidad!!
¿Cuántos networkers hay por allí que se pasan de una empresa a otra por dinero y juegan con las expectativas de la gente que hay detrás de ellos?
¿Cuántos políticos dejan de seguir sus principios y siguen sus intereses?
¿Cuántos empresarios abandonan sus principios para ir detrás de las ganancias mágicas?
Le ofrezcan lo que le ofrezcan, el líder se mantiene derechito en su camino… no importa si los demás lo dejan solos, no importa si avanza lento… si el camino es el camino de sus principios, el líder sigue allí.
Aquel es el mensaje de Cristo. Los verdaderos líderes siempre serán puestos a prueba, pero en cada circunstancia difícil, en cada situación complicada, los líderes siempre debemos guiarnos como él: por nuestros principios.
En estos días de reflexión, entendamos que los networkers somos misioneros: nuestra misión es darle a cada ser humano que se cruce con nosotros un mensaje de libertad. Aprendamos de Jesús: hacedlo con postura.
Jesús no rogaba, no esperaba, no vendía. “El que tiene oídos para oír, que oiga.”
Él no se detenía… él no repartía volantes, él no se deprimía cuando alguien le fallaba… él no abandonaba. Él avanzaba… él era pro-activo.