Sobre la Dulzura en tu vida (Diabetes)

Se podría decir con la mano en la cintura, que a diferencia de varios autores, incluyendo a Hamer, la diabetes en un 95% de los casos de consulta, obedece no tanto a una emoción de RESISTENCIA, de OPOSICIÓN.

Hemos encontrado en la gran mayoría de los casos, que la Diabetes se origina a partir de una emoción de abandono.

Hijos que perdieron a su padre
Esposas que perdieron al esposo
Hijos que fueron “regalados”
Hijos que quedaron huérfanos
Hermanos que fueron separados en la infancia y crecieron separados.
Y yo lo podría resumir en: Hijos que crecieron SOLOS.

Y cuidado, porque no me refiero a crecer solos como flores silvestres, no. Me refiero a niños que crecieron carentes de amor, de cuidados, de abrazos, de compañía, de una familia amorosa.

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Son precisamente esos hechos, los que conforman el conflicto programante.
¿Qué quiere decir esto?
Que cuando dicha persona crezca y vuelva a sentirse “abandonado”, “no querido”, “no procurado”, etc. Disparará un diagnóstico de diabetes.
Y no sólo esa persona puede presentar diabetes, sino que trasmite a toda su descendencia, el programa de “carencia de dulzura”.

Hasta aquí, todos podríamos pensar que los diabéticos son personas “carentes de dulzura” o en “búsqueda de dulzura”, pero no es así.

Un diabético si bien puede estar programado para una vida de abandono, también puede estarlo para una vida en la que todo el mundo le demuestra amor, pero él o ella, no saben procesarlo.
Personas duras, frías, secas, incapaces de abrazar o recibir un abrazo. Incapaces de poder ver el lado bonito de la vida.

Por lo tanto tenemos pues que la diabetes, es más bien un problema de “no saber cómo procesar la dulzura”. Ya sea porque jamás la hemos tenido, ya sea porque la hemos añorado toda la vida y cuando la recibimos no sabemos cómo procesarla, o también porque tememos encariñarnos y luego sufrir tristemente si se pierde.

Y todo diabético debería, en lugar de ceder el poder a un diagnóstico médico. Tomar su verdadero poder y analizar si entre sus abuelos o bisabuelos hubo historias de abandono, de orfandad, de hermanos separados o regalados. Y seguramente, casi lo apuesto, ya en la línea de los abuelos y los padres, encontrará que sí.
Esto le ayudará a comprender primeramente, que su diabetes no es suya, que fue un programa emocional que se ha heredado.

Luego de esto, el diabético deberá analizar su propia vida, revisar si ha sido feliz, si ha sido capaz de dar amor y dulzura a los demás, recibiendo lo mismo o cuando menos en la medida en que él o ella se lo imaginaba.

Revisar si no ha ocurrido algún hecho familiar (la muerte de un ser querido por ejemplo), que lo haya trasladado a un estado de “ya no recibo esa dulzura que me hacía vibrar y ser feliz”), situación que pudo ser el fuego que encendió la polvorita de “diabetes”.

Si cualquier persona diabética, entiende y comprende todo éste proceso. Si cualquier persona es capaz de entender que para el cerebro es lo mismo la dulzura de un abrazo que una cucharada de azúcar en un café o té, podrá tomar consciencia de que ese diagnóstico de diabetes, que ha recibido de su médico, no es definitivo. Y que en la medida en que él o ella encuentre una razón para vivir y ser feliz, en la medida en que esa persona sepa besar y abrazar además de dejarse besar y abrazar, poco a poco irá reconformando sus procesos orgánicos para que dicha azúcar se procese perfectamente.

Nadie necesita la diabetes, nadie. Y el problema de todo esto, es que por ejemplo, en el caso de Diabetes Tipo 1, la persona se va acostumbrando tanto a la insulina, que aunque fuera consciente del evento que desató todo el programa y el síntoma, tomaría más tiempo y más esfuerzo, porque ahora ha creado “una dependencia” a la misma.

Entonces, si bien el conflicto teóricamente manejado para la Diabetes es:

Conflicto de Resistencia (negar u oponerse a algo o a alguien), que ocurre en mujeres diestras ya en la menopausia o en hombres diestros.

Conflicto de Asco, disgusto o temor, que ocurre sólo en mujeres zurdas pre-menopáusicas o en hombres zurdos con trastornos hormonales.

Tenemos un elemento Transgeneracional IMPERATIVO de buscar, de comprender y de soltar.
Tenemos que encontrar ese abandono ocurrido, ese crecer solos ocurrido, ese quedar huérfanos ocurrido. Porque sumará a nuestra sanación y liberación.

Porque si yo soy padre o madre de un menor de 14 años, y yo soy doble de aquel familiar (padre, madre, abuelo, bisabuelo, etc) que creció solo, puedo presentar diabetes sí y también inconscientemente, puedo heredarle el programa a mi hijo o hija.

O tal vez es mi hijo o mi hija la que es doble de esa persona que creció solo y sufrió tanto. O tal vez mi hijo o hija no es doble por fechas pero se me ocurrió ponerle el nombre de ese familiar que creció solo.

Como ven entonces, esa diabetes diagnosticada, puede tener una solución, antes que una grave complicación.
Busquen esas historias en su árbol, en su familia, en la familia de su pareja y manos a la obra, a hacer una carta de duelo en donde liberen toda esa historia desde ya.

Elizabeth Romero Sánchez

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