Carta para ti, que me cuidas desde el cielo

 Hace tiempo que tenía le preciosa necesidad de compartir con el mundo, con la vida, que te extraño, cada día más y cada momento más fuerte. Momentos donde me encantaría que tu alma estuviese como antaño junto a la mía, sonriendo, compartiendo un amor que todos merecemos vivir, pero muy pocos saben sentir.

No hace falta que te diga que sé que me observas desde arriba, con tus alas abiertas desde el cielo. Un cielo donde se juntan las estrellas y el mar. Un cielo donde lo más puro se convierte en lo más corriente, donde tú brillas con todo tu esplendor.  Sé que me cuidas desde arriba, y se que tu también me echas de menos.

Mi sentimiento hacia ti es eterno

amanecer

Sé todo lo que sientes por mí porque lo siento muy dentro, en mi corazón y que sale al exterior por cada poro de mi piel a modo de amor eterno. Desde allí arriba. Desde allí donde descansas, desde donde a todos los seres humanos que seguimos aquí abajo viviendo y aprendiendo, regalas el don de la eternidad.

Allí arriba donde dicen, y tu me muestras con tu recuerdo, que todo es mejor. Donde reina la paz y las luces vitales se hacen más brillantes por cada paso que das. Pasos que das para hacerme sentir segura, que me extrañas, que deseas que esté bien.

Pasos que muy firme me permiten apoyo para continuar hacia delante. Da igual lo que me ocurra y lo que suceda en mi vida.  Tu siempre estarás ahí y estás para guiarme.

Sé que no quieres que me estanque por haberte perdido, y soy consciente de ello desde el primer momento que te perdí. Ese momento en el que alzaste tus preciosas alas, esas alas llenas de luz, de amor por la vida y por mí. Esas alas que nos permitieron a ambas estar juntas, seguras, amadas, queridas y comprendidas. 

La historia de la zanahoria, el huevo y el café

Te recuerdo cada día

Todos me dicen que siga adelante. Que no mire atrás tan solo, como decías tú, para coger carrerilla y conseguir todo lo que me proponga. Pero se me hace difícil. Cada paso cuesta porque no estás, y no puedo evitar desear dormir y soñar que estás a mi lado otra vez. Un sueño que sé tu también sientes pero sabes esperar porque comprendes.

Siempre comprendiste la vida, su esencia y hermosura. Quién mejor que tu para acompañarme para aprender a sentirme viva. Tu canto, tus ojos, tu belleza, tu alma y sobre todo tu corazón. Todo lo que su ausencia me hace estar viviendo una realidad diferente en la que no estás tangible, y ya no volverás a estar…

¿Sabes qué? Sigues siendo la primera alma en la que pienso cuando algo estupendo me sucede,cuando deseo compartir, hablar, o cuando necesito ayuda. Y es cierto que ahora solo puedo hacerlo en mis sueños, cuando me pongo las manos en el pecho y siento los latidos de mi corazón.

Me faltó tiempo, demasiado tiempo para continuar disfrutando de la vida junto a ti. Y no sabes cuanto me arrepiento de no haber sido mejor para ti. Sé que hice las cosas bien, o todo lo bien que en ese momento creía. Pero nunca fue ni será suficiente para un ser tan excepcional como tú.

Te confieso que se me hace raro estar aquí y vivir todo sin que tu estés a mi lado. Se me hace extraño ir a tu habitación y no verte, sentirte, y no disfrutar tu sonrisa al verme y alegría. Te diré que es como vivir una situación totalmente ajena a mi corazón, donde no entiendes el por qué de la misma.

Eres mi ángel, mi ejemplo

Aún así, tranquila, porque sé muy bien que sigues ahí, a mi lado, cuidándome y acompañándome a cada paso que doy como siempre hiciste. Por todo eso, eres y serás siempre mi eterno ángel. Ese ángel de luz que todos los seres humanos tenemos en nuestra vida y nos acompaña.

Un ser espléndido y único que a pesar de no estar junto a mí, al menos físicamente y en la distancia, de no poder verte y escucharte, u olerte y sentirte, consigue invadir con su recuerdo y esencia mi alma, en cada momento en el que consigo ser fuerte o no…

Desde la tierra, desde donde piso y coloco con fuerza mis pies te dedico todos mis logros. Cada momento increíble es para ti y solo para ti. Porque lo comparto con aquellos que amo, claro que sí, y que siguen a mi lado. Tú tienes el poder de haberme hecho mejor persona, de haber hecho brillar mucho más aún mi corazón.

Por eso millones de gracias por ser siempre y eternamente tú. Porque continuamente pretendo seguir tu ejemplo y convertirme en alguien tan bueno y bondadoso como fuiste y eres tu.

Por ser ese ángel que nos ilumina entre todos aquellos que seguimos mirando al cielo, y dando gracias por habernos sentido tan vivos con ellos y ayudarnos a ser como somos. Porque nunca, jamás dejaré de mirar hacia arriba, hacia las estrellas y el cielo. Donde estás tu.

Paula Díaz

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